Cuando cogemos algunos kilos de más, siempre queremos quitarlos pero al final dejamos pasar el tiempo y cada día que pasa nos cuesta más perderlos. Lo cierto es que deberíamos concienciarnos y eliminarlos cuanto antes ya que, según un estudio reciente de la Universidad de Exeter, la grasa se enquista.
Para esta investigación han medido los niveles de la enzima LOX y se ha descubierto que el tejido adiposo tiene un límite y se llega a expandir tanto que las células se sofocan, son privadas de oxígeno y se produce algo conocido como proceso de cicatrización en el cual la grasa se vuelve dura, quedando sellada alrededor de los órganos.
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Se conoce como grasa visceral y es la más difícil de perder. Aumenta el riesgo de diabetes y de fallo cardiovascular y ni siquiera la cirugía bariátrica es capaz de eliminarla.
Además se ha relacionado ese tejido adiposo cicatrizado con los cuerpos en forma de manzana, que se caracterizan por tener un pecho y un estómago sobresaliente y unas extremidades delgadas.
Algunos estudios anteriores ya habían avisado de los peligros de la grasa abdominal, la cual está asociada con un mayor riesgo de mortalidad, siendo el doble para las personas con obesidad frente a las que solo tienen sobrepeso.
La autora del estudio, Katarina Kos, quiere aclarar que lo que debemos aprender es que hay que cuidar el tejido adiposo antes de que llegue a su límite y se formen cicatrices. Si esto no se hace, podría ser que no volvieses a recuperarte nunca más. Recuerda que el mejor truco es comer menos y hacer más ejercicio como, por ejemplo, andar.
