Al igual que tú nunca beberías de un vaso que lleva un par de semanas sin lavarse, tu perro tampoco debería hacerlo. Tu perro se merece lo mejor y por ello hay una manera muy simple de mejorar su calidad de vida.
En un estudio realizado en 2011 por NSF International, los bebederos de nuestra mascota eran el cuarto lugar de la casa más sucio y con más gérmenes.
Para remediar esto, debes elegir el bebedero adecuado. Recuerda que tiene que ser de acero inoxidable o cerámica. Nunca elijas uno de plástico ya que, aparte de ser muy poroso, se puede arañar fácilmente y permitir el crecimiento de algas, moho y bacterias. Además, la grasa de los alimentos es un paraíso para las bacterias.
En todo contenedor con agua estancada se reproducirán las bacterias. Una bacteria bastante común es la Serratia marcescens, que al crecer ofrece un aspecto viscoso y rojizo.
Esta bacteria no sobrevive en agua del grifo a menos que lleve estancada el tiempo suficiente para que se haya disipado el cloro, pero podría provocarle a tu mascota infecciones del tracto urinario, infecciones de heridas e incluso neumonía.
Para solucionar esto, debes limpiar el bebedero más a menudo y de forma correcta. La forma más común de limpieza es el aclarado con agua caliente pero nos equivocamos. De acuerdo con un estudio publicado en el Canadian Veterinarian Journal, aclarar con agua caliente es tan ineficaz como no hacer nada.
"Los bebederos y comederos se deben lavar todos los días, en lavavajillas o a mano con agua caliente y jabón y después deben ser enjuagados," dice el estudio. Este es el único truco que funciona realmente, y con el que tendrás bebederos y comederos tan limpios que incluso tú podrás comer de ellos.
Además, asegúrate de no usar una esponja abrasiva para limpiarlo ya que provocará arañazos y surcos y facilitará el crecimiento de algas y bacterias.
Por todo ello, recuerda que los perros podrían obtener beneficios para su salud con una higiene correcta del bebedero.
