Hay muchas fobias en el mundo pero cada cierto tiempo aparece una nueva de la que nunca antes habíamos oído hablar. En ese momento es cuando uno se pregunta: ¿tengo esta fobia? Es muy probable sufrir fobias como la aracnofobia o la claustrofobia, sin embargo hay otra muy común que ha sido la base de muchas tramas de películas: la talasofobia.
Seguro que alguna vez has ido a la playa, te has bañado en el mar y de repente has empezado a flotar para evitar pisar un cangrejo o un pez. Acabas sumergiéndote en el agua por completo pero sientes una cierta sensación de ansiedad. Esto ocurre cuando tienes esta fobia que consiste en el miedo persistente a la inmensidad de los grandes cuerpos de agua. Tiene mucho que ver con lo desconocido.
Normalmente se experimenta por primera vez cuando eres niño y estás nadando en una piscina. Comienzas a fijarte en la profundidad y tienes miedo de que existan criaturas amenazantes esperándote. Está claro que es un temor irracional, ya que es imposible que un tiburón esté en una piscina, pero tu corazón se te sigue saliendo del pecho.
Probablemente en estos momentos pienses que tienes talasofobia, pero no debes entrar en pánico... La mayoría de las personas sufren esta fobia. Muchas personas cuentan en internet sus inquietantes experiencias, y muchas de ellas se asocian con el miedo a ese azul abrumador que recorre millas y millas de mar.
En resumen, se trata de un miedo a la sensación de no saber qué hay bajo los pies y de inseguridad en el agua. Sabemos que el contenido que hay en la profundidad del mar es un completo misterio y que aún falta mucho por conocer, pero hay que estar tranquilo porque las especies peligrosas no es normal que alcancen las zonas de bañistas en la orilla.
