Hace un par de semanas, anuncié una oferta de trabajo de Asistente Ejecutivo Corporativo (90.000-115.000 euros de sueldo). Ayer, mientras estaba fuera visitando tiendas, recibieron 473 cajas y tenía 3 personas en visitas de servicio a domicilio. Inmediatamente, les ayudé a descargar y me puse en el suelo a levantar mercancía.
Cuando visito la zona de almacén no llevo traje, me visto como mi equipo. Mis pantalones y mi camisa estaban sucias de levantar cajas. De repente, mi primera candidata para el puesto entró y preguntó por mi. Me oyó hablar y empezó a reírse. La cajera le preguntó qué le resultaba tan gracioso. Ella dijo, "Dios mío, ese chico (señalándome) es muy cateto hablando". Y a continuación dijo "¿Te estás divirtiendo reponiendo las estanterías?" Le dije: "¡Sí!" La cajera inmediatamente se echó las manos a la cabeza.
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La candidata me preguntó que qué hacía, la miré y le dije, "Soy un cajero". Ella me dijo, "Nunca me verás en el suelo haciendo eso".
Mi verdadera cajera empezó a hablar más alto, intentando salvarla, y dijo Lauren, éste es John Moore, el Presidente de Operaciones de la tienda. Se puso colorada y enseguida se disculpó. No hace falta decir que acababa de perder literalmente un trabajo de 100.000 euros.
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Los jefes, estamos ahí para servir y ayudar a nuestro equipo, a pesar de nuestro título. ¡Incluso si nos tenemos que manchar haciéndolo!
Nunca hay que pensar que estamos demasiado arriba como para no poder bajar cuando sea necesario. ¡Cierra la boca! Nunca sabes a quién te estás dirigiendo. Todo el mundo es importante (sin importar de quién se trate).
Yo hace 15 años vivía en la calle, dormía entre cartones en el banco de un parque y nadie pensaba que era importante. Por suerte las cosas hoy son diferentes...
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