Siempre hacemos grandes esfuerzos por alcanzar el éxito, por aspirar a grandes cosas y por ser los primeros en algo. El fracaso llega de la mano de la frustración y ahí es cuando nos damos cuenta de que no hacen falta grandes lujos ni metas inalcanzables para ser feliz.
Albert Einstein, Premio Novel de Física, es considerado el científico más popular del siglo XX. Además de la teoría de la relatividad, Einstein escribió una teoría sobre la felicidad de la que aún se desconoce si es una experiencia propia o una reflexión.
"Quizás, si tienes suerte estas notas acaben siendo mucho más valiosas que una simple propina". Así comenzaba este descubrimiento que ha visto la luz después de 96 años desde que le entregase una nota a un cartero en 1922.
En el Imperial Hotel de Tokio, donde un mensajero le hacía entrega de un comunicado, Einstein le entregó al cartero un texto asegurándole que sería mejor que una propina. "Una vida sencilla y tranquila aporta más alegría que la búsqueda del éxito en un desasosiego constante". Así definía el científico lo que todos buscamos, la felicidad.
Aseguraba también que donde había un camino si existía el deseo de hacer algo y que la felicidad no consistía necesariamente en "aferrarse a un propósito" para conseguir una estabilidad.
Roni Grosz, el encargado del archivo con la mayor colección de escritos del científico, asegura que no se conoce exactamente si Einstein se sentía solo llegado ese punto de su vida o, por el contrario, pretendía decir una verdad en la que todos nos vemos reflejados.
Las palabras del físico salieron a subasta a finales del año pasado en Jerusalén y ahora se encuentran en manos de un residente de la Hamburgo, que pujó por los escritos y las compró por 1,32 millones de euros.
Se estimaba que la compra de los textos oscilaría entre los 4.000 y los 7.000 euros, pero parece que las palabras del físico son mucho más valiosas. Lo que sí tenemos claro es que aunque su consejo haya costado un millón, nuestra felicidad no tiene precio.