El regalo y la nota de un anónimo hacen que una mujer no pueda contener las lágrimas

El regalo y la nota de un anónimo hacen que una mujer no pueda contener las lágrimas

  • Compártelo en redes
 banner
Enlace patrocinado

Como hemos podido ver en numerosas ocasiones, a veces un acto de generosidad tiene el poder de cambiar toda una vida. Así fue el caso del conductor de autobuses que le compró gorros y guantes a los chicos de su ruta, o el del chico de la heladería que invitó a una clienta que estaba llorando.

Enlace patrocinado

En este caso, la oportunidad de dar rienda suelta a su bondad se presentó en un McDonalds. Todo empezó cuando un escritor anónimo observó a una mujer hambrienta comprando un Happy Meal para su hija. Tuvo que rebuscar en el coche para poder comprarlo, y no le dio para poder comprarse nada a sí misma.

[the_ad_placement id="social-sharing"]

{keyword}
Wikimedia

Fue entonces cuando esta persona intervino haciéndole un regalo y dándole un alentador consejo: "Mantén la cabeza bien alta y sigue siempre adelante. Se puede. Lo conseguirás."

Esta es su historia:

"Estaba sentado en el McDonalds, bebiéndome un Sprite. Había una chica en la esquina y esperaba. Llevaba ahí desde antes de que yo había llegado. Entonces entró un hombre con una niña pequeña, tendría como mucho 3 años. "Deberías haber estado aquí hace una hora", le dijo ella, un poco molesta. "Bueno, estoy aquí y aquí tienes a la niña." El hombre se dio la vuelta y se dirigió hacia la salida. Ella le dijo, "Oye, ¿tienes un par de euros para una hamburguesa con queso? Todo lo que tengo es lo suficiente para un Happy Meal. "Él miró a su alrededor para ver si alguien le estaba observando. "Maldita seas, Starve." Dijo mientras se iba.

Enlace patrocinado

Ella sacudió la cabeza y se acercó al mostrador con la pequeña. Pidió un Happy Meal para la niña. El chico que les estaba atendiendo les dijo que le faltaban 37 céntimos. Se acercaron al coche y allí encontraron lo que les faltaba. Una vez tenían la comida se sentaron, y colocaron el Happy Meal y la diminuta bebida en la mesa. Entonces la mujer le preguntó a la niña, ¿puede mami comerse una patata?, a lo que ella contestó dándole una a la que le acababa de dar un bocado. (Sonreí disimuladamente).

{keyword}
Flickr

Fui a rellenar mi bebida, Powerade esta vez. Y el chico de la caja estaba reponiendo las servilletas. Le di mi tarjeta de crédito. Le dije que les llevara 2 hamburguesas dobles, unas patatas grandes y una bebida grande. Le dije que no le dijera que era de mi parte. Le escribí una nota en una servilleta con el subrayador que uso en el trabajo. "Mantén la cabeza bien alta y sigue adelante. Se puede. Lo conseguirás." Me devolvió la tarjeta. Volvió al mostrador y le llevó a la chica el pedido de comida. Le dijo "Esto lo han pedido para ti". "Pero, ¿quién?" "Me han dicho que no lo diga, pero no he sido yo", dijo y volvió al mostrador. Leyó la nota en la servilleta y empezó a llorar. Llenó el vaso de bebida y empezó a comer. La pequeña le cambió un nugget por un bocado de su hamburguesa. (Volví a sonreír).

Enlace patrocinado

Después de que la niña acabara su comida, se levantaron para marcharse. Pasaron por mi lado, le sonreí a la pequeña y la miré, me susurró "gracias", y yo le respondí "¿por qué?" Sonrió. Le guiñé el ojo. Miré hacia abajo y le dije a la niña que tuviera un buen día. La vida es dura. Siempre hay que estar dispuesto a hacerle la vida un poco más fácil a los demás. Los pequeños detalles pueden tener un gran impacto. Mantén la cabeza bien alta y sigue siempre adelante. Se puede. Lo conseguirás.

¿No te parece un gran acto de generosidad? ¿Has hecho alguna vez algo así?

¡Compártelo con tus amigos y familiares!

Imagen de portada: jerrymahoney Fuente: Inspire More
Enlace patrocinado
  • Compártelo en redes