Los transplantes es algo a lo que estamos bastante acostumbrados y concienciados gracias a las campañas de donación de órganos que se realizan en los diferentes países, pero muchas veces, nos sorprende todo lo que se puede donar. Estamos acostumbrados a órganos como hígado, riñón, corazón y pulmón. Cuándo nos piden ser donantes de ojos, nos lo pensamos dos veces, pues imagínate si te pidieran que donarás tu cara.
Puede sonar a película de ciencia ficción, pero en la clínica Mayo ya han realizado con éxito el primer trasplante de cara y hoy te explicamos cómo ha sido el antes, durante y después.
Tras el transplante de cara, casi no se reconocía.
La historia de este transplante empieza en 2006 cuando un joven Andy Sandness de 21 años se pegó un tiro en la cara intentando quitarse la vida, pero sobrevivió.
Una vez estabilizado, los médicos intentaron reparar su cara lo mejor que pudieron, pero la mandíbula, nariz y dientes se perdieron.
Andy volvió a su casa y se mantuvo centrado en el trabajo por años.
Hasta 2012, 6 años después, Andy seguía su día a día sin saber que los médicos de la clínica Mayo habían tenido una idea que podría cambiarle la vida.
Le propusieron un transplante completo de cara. El procedimiento era novedoso, complicado y había muchos riesgos, pero tras un poco de investigación, Andy lo tuvo claro.
«Cuándo tienes el aspecto que yo tengo y tu vida está condicionada como la mía, te aferras a cualquier pizca de esperanza que te den«. Cuenta Andy.
«Esta es la operación que me permitirá tener una vida normal de nuevo».
La operación no se podía realizar de la noche a la mañana, la preparación tanto de los cirujanos y todo su equipo como de Andy, fue titánica.
Durante los 3 años previos a la operación, el equipo médico de la clínica Mayo se paso 50 sábados ensayando el procedimiento.
En enero de 2016 Andy fue añadido a la lista de donantes de órganos.
Tanto Andy como los médicos no esperaban recibir noticias de un transplante de cara hasta pasados los años, aunque todos estaban preparados para el momento en el que llegará. La sorpresa vino cuando solo 5 meses después, apareció una coincidencia.
El equipo médico pasó todo un día reuniendo huesos, músculos y piel del donante. El resto del tiempo fue empleado en reconstruir la cara de Andy de ojos para abajo.
En total, tardaron más de 50 horas en completar la operación.
En el transplante de cara intervinieron 60 personas.
Andy no pudo verse en un espejo hasta 3 semanas después de la intervención, y una vez lo hizo, se quedó asombrado.
«Una vez que pierdes algo que has tenido siempre, sabes cómo es no tenerlo, pero cuándo tienes la oportunidad de recuperarlo, nunca lo olvidas».
Solo 3 meses después de su operación, Andy se dio cuenta de que su cara era totalmente normal. Fue en un ascensor cuándo un niño pequeño le miró directamente a la cara y no se sorprendió.
Gracias a la operación, Andy puede oler, comer y respirar como antes.
Ahora presume de cara siempre que puede.