
Lilica es una perra que estuvo viviendo en un depósito de chatarra en Brasil.
La mujer que la adoptó, la dueña del depósito de chatarra, siempre se preguntaba a dónde iba Lilica cada noche.

Con el tiempo, ella descubrió que todas las noches, Lilica caminaba más de un kilómetro y medio a lo largo de la carretera, y el motivo de por qué lo hacía la dejó muy sorprendida.
Tenía una cita con la profesora Lucia Helena de Souza.

Las dos se reunían todas las noches a las 9 desde hace varios años.

La profesora estaba muy unida a Lilica y empezó a llevarle algo de comida. La perrita nunca se comía todo lo que le traían, sino que siempre se llevaba las sobras de vuelta al depósito de chatarra.

La profesora comenzó a cocinar más para ella de forma que se pudiera llevar más comida de vuelta a casa.

Lilica parecía haber adoptado a una serie de animales en todo el depósito de chatarra, como si fueran parte de su familia.

Ella no se limitaba a llevar comida solo a los cachorros, sino que cuidaba a todo tipo de animales:

Además de los dos perros…

Lilica se hizo cargo de un gato…

¡e incluso de una familia de pollos!

Todos los días, los animales sabían que que no se iban a acostar con hambre. ¡Y todo esto fue gracias a Lilica!

¡Qué buen corazón!

A pesar de que ella no tenía mucho que ofrecer, hizo todo lo posible para proporcionar comida a los demás. ¡Esta es sin duda una lección para todos nosotros!