Cuando llega el verano buscamos campamentos de deportes, escuelas de arte o clases de cocina para mandar a nuestros pequeños, cualquier cosa que nos permita ocupar el tiempo de nuestros hijos y mantenerlos entretenidos durante los largos y calurosos días de la época estival.
Sin embargo, son muchos los psicólogos y expertos en desarrollo infantil que opinan que esta apretada agenda durante el periodo estival es innecesaria e incluso, podría evitar que los niños descubrieran lo que realmente les interesa.
En conclusión: hay que dejar que los niños se "aburran", para que así aprendan a encontrar las actividades que realmente les apasionan por sí solos.
esthermm / Shutterstock
Los niños que experimentan una falta de actividad programada tienen la oportunidad de demostrar creatividad, resolver problemas y desarrollar actividades de motivación que les ayudarán en el futuro.
"Ser adulto significa ocuparse y llenar tu tiempo de ocio de una forma que te haga feliz", dice Lyn Fry, psicólogo infantil londinense. "Si los padres ocupan todo el tiempo libre de sus hijos, los niños nunca van a aprender a buscar entretenimiento por sí mismos".
Kuttelvaserova Stuchelova / Shutterstock
Fry sugiere que al comienzo del verano, los padres deberían sentarse con sus hijos y escribir todo lo que ellos quieren hacer. Pueden ser desde actividades básicas, como dar un paseo en bici, hasta otras más complejas, como por ejemplo, aprender a hacer magia.
Así que cuando durante el verano vengan y digan que están aburridos, les leéis la lista y estarás depositando en ellos la responsabilidad de decidir.
Si pensamos en cómo eran los niños hace unas décadas, o incluso hoy en día, cuando viven en zonas alejadas de las grandes ciudades, vemos que son mucho más autónomos y creativos.
No van a cinco tipos distintos de clases extraescolares a la semana, aprenden solos a tocar la guitarra, a montar en bici o a preparar galletas. Esto nos demuestra que hay mucho más que pueden hacer, a parte de ir a centros comerciales y jugar a videojuegos.
Nataliya Hora / Shutterstock
Queramos o no, los padres influyen notablemente en el nivel de motivación de sus hijos. Y un niño motivado es aquel criado para buscar nuevas experiencias, no uno que esté continuamente protegido contra el aburrimiento.
El antídoto contra el aburrimiento es permitir que nuestros hijos experimenten autonomía y motivación. Buscarles actividades para que se entretengan y se diviertan continuamente puedes hacerle más daño que bien.
pixnio
Con el paso del tiempo, no solos los niños, sino también los adultos hemos disminuido nuestra capacidad de aburrimiento con todo tipo de atracciones. Sin embargo, los expertos llevan décadas discutiendo sobre la importancia de no hacer nada.
