En 2011, Ruth y Paul dieron la bienvenida a este mundo a la pequeña Lydia Rankin. En el momento del nacimiento, los médicos se sorprendieron al ver el gran tamaño del cráneo del bebé, lo que los llevó a temer por la vida de la pequeña criatura. Cuando Ruth estaba de 20 semanas, los médicos le informaron de que Lydia nacería con un trastorno cerebral raro, por lo que se le aconsejó interrumpir el embarazo.
La pareja se negó en rotundo y en consecuencia Lydia vino al mundo con hidrocefalia y holoprosencefalia alobar, un trastorno muy grave producido por una anormalidad compleja durante el desarrollo del cerebro.
A pesar de que los médicos aconsejaron a Ruth en repetidas ocasiones que no valía la pena siquiera dar a luz, ya que el bebé no sobreviviría, la madre se mantuvo firme hasta el final y a día de hoy la pequeña Lydia sigue entre nosotros desafiando todas las expectativas.
Conoce un poco más acerca de la historia de Lydia.
Lydia Rankin nació con una malformación craneal que hizo que su cabeza pesase más de 5 kilos. Cuando los médicos vieron a la bebé, prepararon a sus padres Ruth y Paul para lo peor.
La pequeña padece holoprosencefalia alobar, un extraño trastorno en el que los lóbulos frontales del cerebro dejan de funcionar correctamente. Además, la pequeña también padece hidrocefalia, lo que produce una expansión del cráneo debido a una retención anormal de líquido encefalorraquídeo en las cavidades del cerebro.
«Ha sido una montaña rusa de emociones. Nos han asegurado hasta en tres ocasiones que iba a morir, pero Lydia nos sorprende cada día con su fuerza. Nos inspira a todos nosotros y su vitalidad es el motor de nuestras vidas», dijo Ruth. «Ella es nuestro pequeño milagro».
Ruth está en lo cierto, Lydia es todo un milagro viviente. Los médicos apostaban que solo sería capaz de vivir unos meses, pero para su sorpresa, la pequeña ya ha sobrepasado la frontera de los 4 años.
«Los médicos nos dijeron que no viviría más de un par de meses, sin embargo, Lydia pudo celebrar su cuarto cumpleaños a nuestro lado tan solo hace unos días», dijo Ruth. «Paul es mi gran apoyo, juntos nos centramos en el presente y en disfrutar cada momento junto a Lydia como si fuese el último».
El camino que Lydia ha tenido que recorrer para permanecer con su familia no ha sido nada fácil. La pequeña de tan solo 4 años, se ha sometido a más de 40 cirugías, y debido a su problema no puede sentarse, mantenerse de pie o caminar.
Todo los días que la familia Rankin disfruta de su pequeña gran luchadora es una bendición.
«Todos los días Paul y yo nos despertamos con Lydia a nuestro lado y nos sentimos agradecidos por cada momento que permanece junto a nosotros. Lo único que nos preocupa es que los tres disfrutemos cada instante y no olvidemos que cada día que Lydia está con nosotros es un regalo, el mejor que podríamos tener en la vida».