Probablemente te haya ocurrido que te has aplicado bálsamo labial para calmar los labios, pero a las dos horas tus labios estaban igual o más agrietados que antes. Cuando esto ocurre, nos preguntamos si es nuestra imaginación o si realmente se trata de una estrategia de la marca del producto.
Fabricación de los bálsamos
Joshua Zeichner, un dermatólogo neoyorkino, cuenta que no todos los bálsamos se fabrican de la misma forma. Algunas marcas introducen ingredientes que pueden irritar los labios de algunas personas, convirtiéndose en deshidratación y creando la necesidad de aplicar de nuevo el bálsamo.
Pero, además de este, existe otro problema. Aplicamos barreras oclusivas, como la vaselina, con demasiada frecuencia y lo único que conseguimos es que la piel produzca menos humedad natural.
¿Cómo conseguir que no sea una necesidad?
Si quieres que el bálsamo labial no se convierta en una necesidad debes usarlo solamente cuando sea necesario. Así evitarás que tu piel dependa de él. Además, si quieres evitar la irritación, evita los bálsamos que contengan ácido salicílico, mentol o fragancia. En su lugar, opta por algún bálsamo con lanolina, que tendrá esa barrera oclusiva pero dejará respirar la piel.
Sin embargo, el bálsamo labial no es la única solución para tus labios. Adoptar ciertos hábitos de hidratación de la piel, como beber mucha agua, asegurarse de que el aire no esté demasiado seco e incorporar ácidos grasos omega 3 en tu dieta, pueden mejorar el problema. Recuerda, cuánto más bálsamo apliques, más lo necesitarás.
