Los 2 Motivos que demuestran las ganas que nos entran de orinar cuando escuchamos el agua caer

Los 2 Motivos que demuestran las ganas que nos entran de orinar cuando escuchamos el agua caer

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A todos nos ha pasado alguna vez eso de tener que ir al baño con urgencia y que, al llegar, desaparezcan esas tremendas ganas de orinar que teníamos. En ese momento, en lo primero que pensamos es en abrir el grifo para estimular la vejiga y que nos vuelva a invadir la necesidad de hacer pis, pero ¿por qué el sonido del agua nos incita a orinar?

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Seguramente más de una vez te hayas hecho esta pregunta. Pues bien, la respuesta es sencilla y se basa en dos simples razones.

ssuaphotos / Shutterstock

¿Por qué nos entran ganas de orinar cuando escuchamos el agua caer?

1- Nuestro esfínter se relaja

El paso de la orina desde la vejiga hasta la uretra (y de ahí al retrete) está controlada por unos músculos denominados esfínter interno y esfínter externo. Estos músculos funcionan como un grifo: cuando se contraen, impiden el paso de la orina y, cuando se relajan, dejan que fluya.

El esfínter externo, que es el que permite la salida de la orina al exterior, lo controlamos conscientemente nosotros mismos. Sin embargo, el esfínter interno, que se encuentra justo a la salida de la vejiga, está controlado inconscientemente por nuestro sistema nervioso parasimpático.

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El sistema nervioso parasimpático, que es el encargado de relajar el esfínter para permitir el paso de la orina a la uretra, se activa durante el estado de relajación. Por ello, una situación relajante como es escuchar el sonido del agua al caer, nos provoca ganas de orinar.

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2- La necesidad de orinar por un reflejo condicionado

La segunda hipótesis acerca de la causa del por qué el sonido del agua nos incita a orinar, gira en torno a los reflejos condicionados.

Seguramente hayas escuchado en varias ocasiones la historia de los perros de Pavlov. El científico y premio Nobel Iván Pavlov demostró que las respuestas autónomas (reflejos gobernados por nuestro sistema nervioso) pueden ser disparadas por un estímulo externo.

Como cuenta la historia, sus perros, al escuchar la campanita, se excitaban y babeaban porque sabían que llegaba la comida. Pues resulta que algo parecido nos pasa a nosotros con el agua.

Nuestro cerebro asocia automáticamente el sonido del agua con el baño, ya que se parece al ruido que hace la orina al caer, el lavabo, la ducha e incluso la cisterna. Por ello, al escuchar el agua sentimos una necesidad impetuosa de vaciar nuestra vejiga.

Dave Head / Shutterstock
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Al fin ya has resuelto tu duda.

¿Tú también creías que eras el único al que le pasaba? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!

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