La expresión "si no lo veo no lo creo" no es un mantra que llevar a raja tabla a lo largo de tu vida ya que, en muchas ocasiones, lo que ven tus ojos tampoco es digno de creer. Nuestro cerebro trabaja de formas que aún no comprendemos y se tiende a malinterpretar lo que ven nuestros ojos.
Las ilusiones ópticas nos muestran una pequeña ventana de todos los errores que cometen nuestros ojos y abren un resquicio al conocimiento del funcionamiento de nuestro cerebro, si crees que tus ojos no te engañan, prepárate para la decepción.
¿Confías en tu ojos? ¿Qué ves a continuación?
La ilusión del género
¿Cuál de las dos imágenes dirías que es un hombre y cuál una mujer?
Richard Russell
La única diferencia entre las dos, es el tono de la piel, son la misma persona, el mismo encuadre y la mismas facciones, solo que una, la de la izquierda, está levemente más clara.
El simple hecho de tener un tono de piel más claro hace que nuestro cerebro interprete que es una mujer. La claridad de la imagen aumenta el contraste entre las zonas de luz y las de la oscuridad. Ojos, labios y contorno de la nariz resaltan y, a pesar de que todos tenemos contrastes, independientemente del género, en las mujeres es más evidente.
La ilusión del cofre
¿Cuántas compuertas ves en la imagen?
Anthony Norcia
Al intentar contar cuantas compuertas hay, habrás notado como estás empiezan a desaparecer y en lugar de ellas, aparecen 16 círculos que ahora no podrás dejar de ver. En este caso no hay respuesta correcta, nuestro cerebro agrupa los píxeles de la forma que más fácil le resulta gestionarlos.
Para muchos, las puertas serán más evidentes porque lo asocian a su vida diaria, donde es más sencillo encontrar figuras rectangulares, pero en cuanto la vista se poda en las líneas horizontales, los círculos aparecen.
La máscara del amor
¿Amor o soledad? ¿Qué esconde la máscara?
Gianni Sarcone
En el interior de esta máscara se puede encontrar el amor o una tremenda soledad. Hay quien ve el rostro, algo difuso, de una persona o quien ve a dos amantes besarse. El efecto es el mismo qué en los cofres, pero en esta ocasión es el contorno el que nos hace ver la cara de una persona solitaria.
Tanto en este caso como en el anterior, lo normal es poder cambiar de una visión a otra y esta es la forma que tiene nuestro cerebro de lidiar con la ambigüedad.
