Los anuncios tailandeses tienen fama de ser increíblemente conmovedores y a la vez devastadores, y no me extraña debido a su historial. Realmente capturan la intimidad de momentos dolorosos en la vida personal de extraños de una manera que los medios occidentales todavía tienen que perfeccionar.

He de avisar a los lectores que lloré mucho cuando vi este clip de tan solo un minuto.

En él, aparecen dos bebés tumbados en la cuna del hospital. Uno llora y se agita mientras que el otro está en silencio, sin moverse. Una inspección más detallada muestra que el bebé silencioso está un poco amoratado. Esta es una escena triste de la que muchas personas no están al tanto.

A continuación, la madre del bebé coge a su hijo, que ha fallecido, y lógicamente empieza a llorar desconsoladamente por la pérdida. Lo que sucede a continuación nos muestra que aunque vivamos en una sociedad tecnológicamente avanzada, aún no existe una explicación clara sobre el poder del instinto maternal y de los milagros.

Es maravilloso que ocurran este tipo de sucesos; y que halla gente que no pierda la esperanza y sigue luchando, y al final reciben su merecida recompensa. Esta desolada madre no se podía creer que su hijo recién nacido estuviera muerto. Después de recibir la devastadora noticia quiso despedirse de su pequeño; cuando lo cogió en brazos y le dio un abrazo, pasó algo sorprendente e inesperado: ¡el bebé empezó a llorar y a gritar!

Lo mejor de todo es ver cómo cambia la cara de la madre: la felicidad fue recorriendo todas las partes de su cuerpo hasta sacarle una de las sonrisas más bellas que he visto.

Estarás de acuerdo conmigo en que no hay nada más hermoso que una madre feliz con su hijo recién nacido.

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