A todo el mundo le gusta el café y aquellos que no disfrutan especialmente de su sabor se ven en la obligación de beberlo para poder afrontar un largo día de trabajo con cierta dignidad y disimular la cara de sueño. Muchos se toman la taza de caliente café nada más salir de la cama y hasta que esta no empieza a hacer efecto, no son personas.
Otros prefieren esperar a media mañana para degustar el aroman del grano molido, pero...
¿Cuál es el momento perfecto para tomarte el café?
A diferencia de lo que muchos pueden pensar, tomarse un café nada más salir de la cama no es lo mejor para tu organismo. Durante la primera hora de "vida" matutina, nuestro cuerpo tiene uno de los tres picos más altos de toda la jornada de producción de cortisol, la hormona que se encarga de ponernos en marcha.
Es a partir de la hora cuando está hormona desaparece y entonces necesitamos realmente el chute energético de una buena taza de café para poder seguir trabajando.
Si acostumbras a tu cuerpo al café vespertino, este producirá menos cortisol y es por eso que te vuelves tan adicto a él. Lo mejor para tu organismo es detectar cuando tenemos un pico de producción natural y tomar el café justo después, para que este aprenda que necesitamos más energía.
Si estabas muy concentrado y productivo y empiezas a decaer, entonces es el momento de tomarte la segunda taza de café del día, solo cuando tu cuerpo lo necesite. Si no, la tolerancia no dejará de subir y terminarás con un gotero de cafeína al lado de tu mesa para poder rendir en el trabajo.
