A veces pensamos en la felicidad com un objetivo muy complicado. Creemos que para alcanzarla hay que tener una vida prácticamente perfecta, muchas posesiones y un físico ideal. Sin embargo, a veces la felicidad se encuentra en las pequeñas cosas, en tomarte un trozo de pizza cuando te apetece o una cerveza bien fría después de un duro día de trabajo.
Esta viral transformación demuestra que estar en forma no lo es todo
Jolene Nicole Jones, una ex culturista de Montana, sabe muy bien a que nos referimos. Publicó en su cuenta de Facebook fotos de su transformación, pero no del tipo que estamos acostumbrados a ver. En sus fotos, Jolene pasa de estar delgada y tonificada, en su apogeo del culturismo; a estar, como ella dice, feliz.
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"Esta no es la típica foto de transformación", puso junto a las imágenes. "Estaba controlada por mi agotadora rutina de gimnasio, pesando el pollo que podía comer y metiendo batidos de proteínas en mi bolso para disfrutar plenamente de una vida social. Hay quiénes pueden pensar que esto es "dejarse llevar", pero no se le puede poner precio a la felicidad.
Yo lo llamo encontrarme a mi misma y darme cuenta de que puedo tener más de una pasión en la vida, ya sea ir de excursión al Glacier Park o disfrutar de una cerveza con los amigos."
Continúa diciendo: "Un cuerpo espectacular no me hacía feliz. Nunca era suficiente y siempre necesitaba mejorar. Hoy he estado haciendo rafting con mis amigos y he disfrutado de una comida por la que antes habría babeado, pero no me habría atrevido a probar.
Tu cuerpo es LITERALMENTE lo único que tienes en la vida, pero tu valor y tu alegría no se miden por el peso que puedes levantar o lo que marca la báscula. Mi valor se debe a aquellos de los que me rodeo y a la sonrisa de mi rostro."
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Esta reflexión nos hace recordar que la salud no se mide en los abdominales ni en la grasa corporal de un solo dígito. La salud ni siquiera es completamente física. Claro que ser activo y comer bien son principios muy importantes para la salud general, pero la salud mental y emocional también lo son. Y disfrutar las cosas buenas de la vida, con moderación, no es malo.
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Obsesionarse, aunque sea con la salud y con el cuerpo no solo no nos beneficia físicamente, sino que repercute seriamente en nuestra salud mental. A veces la felicidad se encuentra en pequeñas cosas como un trozo de pizza después de salir de fiesta, o una cerveza con los amigos después de una semana horrible.
Hay que cuidar el cuerpo, pero no obsesionarse con él. Y mucho menos, dejar la mente a un lado.
