¿Has oído alguna vez la frase "la tristeza se contagia"? Pues es cierto. No se trata tan solo de empatía, sino de que realmente somos capaces de transmitir nuestros sentimientos y emociones a otras personas de manera que los hacen suyos propios. Por esta razón, hay que tener mucho cuidado a la hora de elegir a las personas de las que nos rodeamos.
Nuestras emociones son contagiosas
Las emociones son de lo más variopintas y existe una para cada situación que vivimos. Las hay agradables como la felicidad, el cariño o la ilusión, pero también hay emociones que preferiríamos no sentir, como por ejemplo, el miedo, la tristeza o la soledad. Hay incluso algunas emociones que sentimos solamente si estamos en grupo, como son la compasión o la solidaridad.
Dentro de este gran abanico de emociones, sabemos que para que alguna se desencadene y la sintamos, necesitamos un estímulo previo. Es decir, si nos caemos en público sentiremos vergüenza o si nos dan un regalo estaremos felices, por lo general. Sin embargo, la bióloga Allison Hill de la universidad de Harvard ha descubierto que las emociones se propagan como un virus.
La bióloga analizó en su estudio los patrones que se construyen en las relaciones y las emociones y lo comparó con los modelos que se diseñan para medir contagios tradicionales. El estudio se centraba en las personas del mismo núcleo que tenían una emoción y la compartían con los demás, y analizaban qué cambios seguían.
En ese sentido, los investigadores dividieron a las personas entre 'infectadas' y 'no infectadas'. Al hacer el experimento, se comprobó que la tristeza se esparce mucho más que la felicidad. Una persona feliz aumentaba la felicidad de otro en un 11% mientras que un individuo triste podía incrementar la tristeza del otro en un 50%.
Todo esto nos sugiere que es mucho más peligroso de lo que creíamos rodearnos de personas que tienen un perfil triste o negativo, porque sin duda van a transmitirnos estos sentimientos. Además, está comprado que este contagio puede transmitirse también por redes sociales, lo que hace el asunto mucho más grave de lo que parece.
Quizás somos demasiado empáticos y asimilamos en exceso las emociones de los demás, sea como sea, hay que tener especial cuidado con las personas que metemos en nuestro círculo íntimo y tratar de que enriquezcan nuestra vida lo máximo posible. Intenta rodearte de personas que saquen lo mejor de ti.
¿Qué te ha parecido esta impactante noticia? ¿Sabías que los sentimientos pueden contagiarse de esa manera? ¡Compártelo con tus amigos y familiares para que sepan la importancia de elegir bien a tus amigos! Fuente: wire // Alison L Hill, Universidad de Harvard Imagen de portada: CBS/ABC