Tras leer la historia que te traemos hoy, sin duda te hará entender la importancia de ser una persona bondadosa y educada con los demás.
Todo empezó cuando una mujer llegó al metro a una hora punta. Un hombre vio cómo la madre y la hija entraban en el tren con un poco de dificultad. La pequeña tenía una pierna vendada y llevaba unas muletas.
El hombre se dio cuenta de que no quedaban sitios libres para que la niña se pudiera sentar en el vagón por lo que decidió hacer algo al respecto para que no tuviera que ir de pie todo el trayecto.
Hombre: Señora, le dejo mi asiento para que su hija pueda sentarse.
Madre: Oh... muchas gracias.
Tan pronto como el hombre se levantó para ceder el asiento a la pequeña, una mujer de mediana edad vestida como una alta ejecutiva se movió rápidamente para robar el asiento destinado para la niña, lo que provocó una rápida reacción por parte del hombre.
Hombre: Señora me he levantado para darle mi asiento a esta pequeña, no a usted.
Señora: Eso deberías haberlo dicho antes.
Hombre: Usted estaba justo delante mía, así que claramente me ha oído. Además, es obvio que esta niña necesita el asiento mucho más que usted.
Señora (de forma agresiva): ¿Y qué?
Hombre: ¿Y qué? Pues que está siendo grosera y maleducada.
Señora: ¿Quién te crees que eres para hablarme de esa manera? ¿Sabes acaso quién soy?
Hombre: Soy alguien mucho más educado que usted y realmente no me importa quién seas.
Señora: Mi marido posee una gran compañía y soy definitivamente mucho más rica y poderosa que tú.
El hombre esbozó una sonrisa y se quedó callado unos segundos. La gente del vagón empezó a mirar con curiosidad:
Hombre: (se ríe) ¿Eres tan poderosa y rica que necesitas coger el metro para ir a casa? Pues vaya...
La señora se quedó estupefacta tras esa respuesta, como si un rayo la hubiese golpeado. De forma cobarde decidió abandonar el tren en la siguiente parada por lo que el hombre se giró para hablar de nuevo con la mujer y la niña.
Hombre: Lo siento por lo ocurrido, aquí tienes tu asiento.
Todo el vagón comenzó a aplaudir después de esta acción y la pequeña ocupó su asiento.
No se puede ir de prepotente por la vida, ya que siempre te encontrarás tarde o temprano con alguna situación o persona que te ponga en tu sitio. ¿Alguna vez te has encontrado con algo parecido? Puedes dejarnos tu opinión en los comentarios.
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