Todos sabemos que el hacer ejercicio mejora nuestra salud, y por lo tanto, reduce el riesgo de sufrir muerte prematura. Sin embargo lo que no todo el mundo sabe es que no hay que ser un súper atleta o un adicto al gimnasio para beneficiarte de ello.
De hecho, ejercicios en los que sólo se utiliza el peso corporal, como pueden ser las flexiones o los abdominales, resultan tan efectivos a la hora de evitar la muerte prematura como cualquier otra forma de ejercicio con pesas de un gimnasio.
Un estudio reciente analizó a más de 80.000 adultos mayores de 30 años de Inglaterra y Escocia entre 1994 y 2008 durante un periodo aproximado de 9 años.
Tras el período de seguimiento, los expertos calcularon el riesgo que tenían de sufrir muerte prematura de acuerdo al tipo y cantidad de ejercicio que hicieron. Los datos obtenidos revelaron que:
Aquellos que reportaron realizar cualquier ejercicio para mejorar la fuerza (incluidos los entrenamientos de gimnasio) acumularon alrededor de 60 minutos de ejercicio a la semana. Por otro lado, los que informaron que simplemente trabajaban con su peso corporal acumularon unos 50 minutos de ejercicio a la semana.
En ambos casos, realizar ejercicio regularmente redujo el riesgo de muerte prematura en aproximadamente un 20%. Las muertes relacionadas con el cáncer también disminuyeron en un 24-27%.
Por otro lado, también se comparó el riesgo de aquellos que cumplieron con la recomendación semanal de realizar dos sesiones de ejercicios de fuerza, con aquellos que cumplieron con la recomendación de realizar 150 minutos de cualquier actividad física aeróbica a la semana, como caminar (o 75 minutos si es más intensa, como correr).
En comparación con ser inactivo, cumplir con cualquiera de las dos pautas se asoció a una reducción de entre el 16-18% en el riesgo de muerte prematura.
Sin embargo, los resultados sobre el riesgo de muerte por cáncer mostraron una conclusión muy diferente. Aquellos que se centraron en los entrenamientos de fuerza redujeron en un 31% el riesgo de muerte por cáncer.
Curiosamente, aquellos que se centraron en el ejercicio aeróbico no obtuvieron ninguna reducción en el riesgo de muerte por cáncer.
Por otro lado, la reducción del riesgo de muerte por enfermedad cardíaca solo se asoció con la actividad física aeróbica (reducción del 21%).
Dado que esta investigación se basa en la mera observación, siempre existe la posibilidad de que la relación entre el ejercicio y la muerte prematura se deba a otras causas. Quizás las personas que se ejercitaron más también llevaron unas vidas generalmente más sanas en lo que respecta a la dieta, el trabajo, etc.
Es por eso que para reducir las posibilidades de que existiese una explicación alternativa a esta relación, se ajustaron los resultados según la edad, sexo, estado de salud, obesidad, otros comportamientos de estilo de vida (tabaco, alcohol, dieta), nivel de educación, salud mental y participación en otras actividades físicas.
Las personas con enfermedades crónicas tienen menos probabilidades de hacer ejercicio y más probabilidades de morir antes de tiempo. Por lo tanto, también se excluyeron de los resultados a todos los participantes que tenían enfermedad cardíaca o cáncer.
En resumen, el estudio sugiere que el ejercicio que promueve la fuerza muscular tiene beneficios únicos para la salud y es al menos es tan importante como caminar, ir en bicicleta y otras actividades aeróbicas.
No debemos olvidar que el principio más importante para elegir una actividad es poder incorporarla a una rutina que pueda perdurar a largo plazo. La simplicidad de los ejercicios de peso corporal los hace una opción muy atractiva: requieren poca habilidad y ningún equipo.
Además, ahora sabemos que producen beneficios comparables a actividades similares realizadas en el gimnasio. Esto es importante dado que los gimnasios pueden ser desalentadores o inaccesibles para muchas personas.
¡Ya no tienes excusas! ¡Olvídate del gimnasio y entrena duro en casa! ¡Compártelo con todos tus amigos y familiares! Fuente: Sciencealert