Las lipoproteínas de baja densidad o colesterol LDL, es el que se conoce como colesterol "malo". Mientras que las lipoproteínas de alta intensidad o colesterol HDL, es conocido como colesterol "bueno". La combinación de ambos compone el colesterol total de nuestro cuerpo.
Al comer almendras, nuestros niveles de HDL (lipoproteínas de alta densidad) aumenta y los de LDL (lipoproteínas de baja densidad) disminuyen.
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En un estudio reciente de Penn State, los investigadores dividieron en dos grupos a las 48 personas que participaron en él. Los sujetos eran hombres y mujeres con niveles altos de colesterol LDL y, durante seis semanas, analizaron la evolución que tenían.
A ambos grupos le suministraron la misma dieta, sin embargo, cambiaba el postre. El primer grupo tomaba una magdalena de plátano y el segundo 43 gramos de almendras.
Al finalizar el estudio, analizaron lo resultados y descubrieron que los que comieron almendras, tenían mayores niveles de colesterol bueno y habían reducido sus niveles de colesterol malo.
La razón por la cual el colesterol HDL es tan necesario es porque absorbe el colesterol LDL y lo transporta al hígado para que el cuerpo lo elimine. Esto reduce el riesgo de sufrir problemas cardíacos.
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Para lograr al menos una reducción del 10%, deberás consumir alrededor de 73 gramos de almendras diariamente. Eso equivale aproximadamente a media taza de almendras y suma unas 400 calorías. Dado que las almendras contienen bastantes calorías, es importante que no consumas más de una taza al día.
Recuerda que el hecho de tener los niveles de colesterol alto es un factor de riesgo para los problemas de corazón. Por lo tanto, no te lo tomes a risa y acude a tu médico para que te recete el tratamiento adecuado a tu caso.
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