Seguro que alguna vez has estado sentado en una posición incómoda o extraña y cuando has intentado moverte te has dado cuenta de que una de tus extremidades, normalmente un pie, se te ha dormido, es decir te cuesta moverla y apenas la sientes, como si no fuera parte de tu cuerpo. Hoy te explicamos por qué ocurre este fenómeno y que significa para tu cuerpo.
La pérdida temporada de sensibilidad en las piernas o brazos se deben a una 'compresión temporal de los nervios'. Así lo ha explicado Rebecca Traub, profesora de neurología en la UNC Escuela de Medicina. Cuando el nervio es presionado no comunica las señales a la espina dorsal ni al cerebro.
Los nervios de nuestro cuerpo transmiten las señales eléctricas a la espina dorsal y esta lo traslada al cerebro, que es el encargado de procesar la información y mandar el mensaje a la extremidad. Por ejemplo, si tocas algo que está muy caliente, los nervios de tu mano mandan la señal al cerebro que detecta calor y dolor y activan los reflejos para que alejes la mano.
Lo mismo ocurre con otro tipo de reflejos de nuestro cuerpo. Lo que ocurre con nuestros pies en concreto es que existe un nervio en nuestras piernas, el nervio fibrilar, que pasa por la rodilla y que se puede comprimir cuando estamos sentados con las piernas cruzadas durante mucho tiempo.
A menudo se piensa que las piernas se duermen por la falta de riego de sangre, pero en la mayoría de las ocasiones no es el caso, aunque puede ocurrir de vez en cuando. El hormigueo que a menudo sentimos justo después se debe a que los nervios están recuperando su función, se están 'despertando'. Este hecho se conoce como parestesia.
Para evitar que esto ocurra, muévete de posición frecuentemente para que los nervios no se compriman durante demasiado tiempo. ¡Comparte esta curiosa información con todos tus amigos y familiares! Fuente Science Alert