Charlotte Youds y Will Todd estaban esperando muy ilusionados la llegada de sus gemelas. Cuando entraron en la consulta del ginecólogo para la revisión de las 13 semanas, lo que menos se esperaban es que iban a recibir noticias devastadoras.
Una de las gemelas estaba en perfectas condiciones, muy sana y con un peso normal, pero las pruebas confirmaron que algo inusual estaba pasando con su hermana. Su cráneo y su cerebro parecían estar desarrollándose mal, con la mayor parte de su cerebro fuera del cráneo.
El encefalocele es un defecto del tubo neutral asociado a una abertura del cráneo. Este defecto de nacimiento provoca que parte de los tejidos cerebrales y las membranas se desarrollen fuera del cráneo. Hay varios grados de severidad, pero en el caso de Aniyah, casi todo el cerebro estaba afectado.
Para la pequeña Aniyah Todd, las probabilidades de sobrevivir eran prácticamente nulas. Los médicos advirtieron a sus padres e que probablemente se tendrían que enfrentar a la muerte prematura de su bebé a los pocos días de nacer. Incluso planearon darles una habitación especial para que pudiesen disfrutar de todo el tiempo posible con su hija hasta el final de sus días.
No habían pasado ni 24 horas desde el nacimiento de las gemelas cuando Aniyah tuvo que someterse a su primera cirugía cerebral. Los médicos necesitaban extraerle la parte del cerebro que se encontraba fuera del cráneo, lo que significó que tuvieron que quitarle casi el 90% de su tejido cerebral.
Después de la cirugía, las posibilidades de supervivencia de Aniyah parecían mínimas, no podía no si quiera respirar sin ventilador. Todos presentían que la vida de Aniyah estaba llegando a su fin.
Sin embargo, la pequeña es una luchadora. A pesar de todos los obstáculos a los que tuvo que enfrentarse, esta preciosa bebé está luchando contra viento y marea para sobrevivir y quedarse en este mundo junto a su hermana gemela Sophia y sus padres.
Aún no se sabe cómo, pero comenzó a respirar por su cuenta y tan solo 6 días después de nacer, Aniyah fue dada de alta en el hospital y la familia pudo regresar a casa juntos y felices.
Ese mismo día, la pequeña se quitó el tubo de alimentación y comenzó a beber de la botella.
A pesar del encefalocele, Aniyah es una niña sana y está luchando con mucho ímpetu y evolucionando tan bien que los médicos están muy sorprendidos.
"Ya puede levantar la cabeza y mirar a su alrededor", dijo su madre. "Está muy espabilada, se ríe, le encanta la música e incluso hay veces que se anima a bailar un poco."
En muchos aspectos, se parece mucho a su hermana Sophia.
Las gemelas tienen ahora 4 meses de edad y no saben cómo Aniyah seguirá evolucionando. Los neurólogos afirman que la mejor forma de actuar es dejarla crecer y ver lo que sucede. Solo de esa manera sabrán si consigue gatear, andar y hablar.
Probablemente, con la ayuda de su hermana gemela Sophia, Aniyah será capaz de lograr objetivos que sus padres y los médicos veían inalcanzables.
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