Ser madre es lo más bonito que le puede pasar a una mujer en la vida. Llevar a esa preciosidad durante tantos meses en la barriga crea un vínculo tan especial con ella que nada ni nadie será capaz de romperlo jamás.
Sin embargo, todos sabemos que ser madre no es tarea fácil, son auténticas heroínas que acarrean muchas responsabilidades y mucho esfuerzo, aunque después la recompensa es increíble.
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La primera de las complicaciones llega en el primer trimestre de embarazo. En este período los mareos y los vómitos están a la orden del día. Pero el día más doloroso y en el que se experimentan más emociones contradictorias es el día del parto.
Las futuras mamás sufren las contracciones durante horas y, si la situación se complica, puede que los dolores se alarguen hasta una, dos o tres semanas después de haber dado a luz. Esto pasa, sobre todo, cuando el parto se realiza mediante cesárea.
La cesárea es la cirugía que se le realiza a la madre para provocar el nacimiento de su bebé. El bebé se saca a través de una incisión en el abdomen de la madre. Esto, por suerte, solo pasa cuando existen ciertas complicaciones.
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Las razones por las que los médicos toman la decisión de proceder a realizar una cesárea son muy variadas e incluyen:
- Problemas de salud de la madre
- Embarazo múltiple
- El tamaño o la posición del bebé
- La salud del bebé
- Parto problemático
La recuperación de la madre tras esta cirugía es mucho más lenta que si el parto hubiese sido natural.
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Durante el parto, por norma general, ni el padre ni cualquier otro miembro de la familia puede estar presente, por lo que tendrás que afrontar la cirugía sola. Esta es la primera verdad de todo el proceso.
Serás consciente de todo en todo momento, no sentirás dolor gracias a la anestesia, pero sí sentirás que te están trasteando. Es una sensación un poco desagradable e invasiva, pero las ganas de ver a tu bebé harán que pase enseguida.
Nada más dar a luz, te quedarás un tiempo en observación. Segunda verdad. Puede que sea necesario colocarte una sonda para facilitar la micción, no te preocupes por ello. El alta en el hospital te la darán de tres a cinco días después de haber dado a luz, siempre que todo vaya bien.
Sin embargo, durante al menos una semana necesitarás ayuda para todo, ya que no podrás hacer fuerza con el abdomen, que es un músculo que utilizamos prácticamente para todos los movimientos que realizamos a diario.
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A los 10 días más o menos, los puntos externos ya habrán cicatrizado, pero la herida tardará alrededor de un mes en cerrarse por completo.
En las primeras semanas es normal sentir tirantez, dolor, hormigueo, etc. Es importante que protejas la cicatriz con las manos, especialmente en aquellos gestos que aumenten la tensión en el abdomen como puede ser estornudar, levantarse, sentarse, etc. Debes vigilar la cicatriz a diario y, si presenta síntomas de infección, acudir al médico de inmediato.
Todo esto suena horrible, pero verás como no se te quita la sonrisa de la cara. Cada minuto de insomnio, cada pañal que cambies, cada dolor que sufras se verá recompensado con la sonrisa de tu bebé. La posibilidad de agarrar esa pequeña mano, sentir su aliento y disfrutar de su olor y la suavidad de su piel es más que suficiente.
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Desde rolloid queremos que sepas que eres muy fuerte y debes llevar tu cicatriz con orgullo. Eres una verdadera heroína. Tercera verdad. Recuerda que antes de realizar ejercicio, debes esperar a que la cicatriz esté completamente cerrada.
Probablemente pasen entre 6 y 8 semanas, aunque puedes contraer y relajar los músculos del ano, la vejiga y la vagina desde el primer día. Esto te vendrá muy bien para fortalecer el periné.
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También debes tener en cuenta que, durante al menos 3 semanas, no debes coger nada de peso y tendrás que hacer fuerzas con los brazos para levantarte, no con el vientre. Por último, cabe mencionar que no podrás mantener relaciones sexuales hasta pasado un mes, ya que hay puntos internos que deben cerrarse.
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Es cierto que ser madre es complicado pero será de lo que más orgullosa te sientas durante el resto de tu vida.
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