Aunque hoy en día Ryan Morse tiene esta sonrisa tan encantadora y simpática, lo cierto es que no toda su vida fue así.
El pequeño fue encontrado casi muerto en un orfanato de Bulgaria, cubierto de pelo, a causa de haber pasado 7 años desnutrido. Apenas había crecido ni engordado desde que nació, pero en 2015 ocurrió un verdadero milagro.
Priscilla Morse vio una foto de él en Facebook y supo que tenía que salvarle. En octubre del año pasado llevó a Ryan a Nashville, en Tennessee, Estados Unidos, y en 13 meses ha mejorado significativamente, pasando de pesar 3 kilos a pesar 6.
A Priscila la adoptaron cuando era una niña y hacía cuatro años que había adoptado a su primer hijo.
"Cuando vi la foto de Ryan me acordé de mi hermano, que tenía necesidades similares. Le pedí a mi marido que le adoptásemos y cuidásemos de él."
En julio de 2015, visitó a Ryan por primera vez y finalizó el papeleo.
"Todo lo que necesitaba era un tubo de alimentación. Lo que lo estaba matando era el hambre. La primera vez que le vi, entré en su habitación y lo primero que pasó por mi cabeza fue que iba a morir", dijo Priscilla.
"Fue impactante, era aún más pequeño que lo que parecía en las fotos, más enfermo y más frágil. Mi dedo índice era del mismo tamaño que su muslo."
Tan pronto como aterrizaron en Nashville, Ryan fue llevado al hospital Vanderbilt Children's Hospital. Los médicos no habían visto nada parecido.
"Me dijeron que si hubiera ocurrido en América sería una noticia nacional por lo impactante que era. No creían que lo lograría", afirmó Priscila.
Al principio Ryan sufría de síndrome de realimentación, por lo que hasta enero de 2016 su cuerpo no asimiló la alimentación. También tragaba aire para sentirse satisfecho y expulsaba los alimentos por la boca, lo que le impedía beneficiarse de sus nutrientes.
Afortunadamente, en marzo, después de que le cambiasen el tubo de la gastrostomía (tubo G) por una sonda de yeyunostomía (sonda Y), comenzó a ganar peso.
"Tardó unos meses en que su cuerpo aceptara la comida. Estaba acostumbrado a que en el orfanato no hubiese comida, así que tuvo que aprender a regurgitar los alimentos para mantenerse vivo", dijo su madre Priscila.
Ahora está mejorando mucho, ya ha pronunciado algunos sonidos, se ríe y se mueve más, incluso ingiere algunos alimentos en pequeñas cantidades.
"Es el niño más feliz que he visto, se despierta feliz y se va a la cama feliz, muy rara vez llora. Es el bebé de la familia."
Ryan ha visitado a diferentes especialistas, pero se cree que tiene parálisis cerebral y algún tipo de enanismo.
"Vamos a un especialista distinto para cada cosa. Aún no han descubierto ningún síndrome, le han hecho muchas pruebas, pero todavía es un misterio."
Puedes seguir El Progreso de Ryan en su página de Facebook.
¡Comparte la preciosa historia de Ryan con todos tus amigos! Fuente: metro