Los perros pueden ser increíblemente leales cuando se trata de cuidar de sus familias humanas.
Sé que mi perro me quiere tanto como yo lo hago. Sé que haría cualquier cosa para defenderme si viese que estoy en peligro y cuidaría de mi. Por eso, cuando vi esta preciosa historia del increíble lazo que se formó entre una niña y su Pitbull, me conmovió completamente.
Esta historia se ha vuelto realmente famosa en todas las redes sociales:
Un hombre llamado James estaba preocupado porque el Pit bull de la familia pudiese ser peligroso cuando llegase su pequeña hija.
Avisó a su mujer de que el perro tendría que irse ante la primer señal de problemas. Pero cuando ve lo que hace el perro descubre un nuevo significado para el término "el mejor amigo del hombre".
Mi mujer y yo teníamos dos perros que llevaban con nosotros desde antes de conocernos y nos acompañaron hasta el matrimonio. Su perro era un pitbull/labrador llamado Zack, y me odiaba. Cuando nació nuestra hija, le dije a mi mujer "Con el mínimo gruñido al bebé, tendrá que irse de casa".
Trajimos a nuestra hija a casa en un sillín para el coche, y ambos perros la olisquearon, moviendo sus colas con nerviosismo. Tuve que tirar de Zack porque no dejaba de lamerla.
Zack se convirtió inmediatamente en el protector de mi hija, y cuando estaba tumbada en la manta sobre el suelo, él siempre tenía que estar junto a ella.
Zack amaba a mi niña enormemente, y cuando se hizo un poco mayor siempre se dirigía a su habitación y dormía en la cama con ella. De alguna manera sabía que era la hora de subir arriba, y la esperaba a que estuviese lista para seguirla a la cama.
Hace poco Zack fue envenenado por unos chicos del vecindario, y tuvimos uno de los peores días de nuestra vida. Viendo a mi hija decirle adios mientras estaba tirando en el suelo de la cocina, y mi mujer y yo llorando sin parar.
A las 8:00 ese día, mi hija subió las escaleras para irse a la cama. Y en ese momento, los tres nos dimos cuenta de lo que iba a ocurrir. Después de 5 años, Zack no la acompañaría. Ella nos miró a su madre y a mi con horror.
Fue en ese momento, mi perro, que amaba tanto a mi hija, pero no estaba al nivel de Zack, se levantó, se dirigió hacia ella y trató de consolarla con su cabeza. Puso sus patitas en la escalera y la miró a los ojos. Subieron juntos la escalera, hacia su cama, con mi hija agarrándole fuertemente del cuello, entre lágrimas.
Desde entonces, mi perro Sam la espera todas las noches en la escalera para acompañarla a su habitación.
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