Probablemente ya conozcas la costumbre que tiene Disney de tomar cuentos de hadas oscuros y retorcidos y convertirlos en historias adorables y empalagosas para niños. Sin ir más lejos, la verdadera historia de la bella durmiente se basaba en un relato en el que un rey casado encuentra a una niña dormida, y al ver que no se despierta, la viola.
La versión de 1940 de Pinocho no es ninguna excepción. La película está basada en una serie escrita por Carlo Collodi llamada "Las aventuras de Pinocho" que se publicaba semanalmente en un periódico italiano para niños entre 1881 y 1882.
Curiosamente, en la historia original, el entrañable personaje de Pepito Grillo siempre dispuesto a ayudar con sus sabios consejos, no juega un papel tan importante. Tanto es así que termina muriendo a manos del propio Pinocho.
En una de las ocasiones en la que intenta convencer a Pinocho para que regrese a casa, este lo aplasta contra una pared con un martillo de madera. El final del personaje se describe con estas palabras:
"Con un último y débil 'cri-cri-cri' el pobre grillo cayó de la pared, ¡muerto!".
Lejos de sentir remordimientos por la muerte del grillo, Pinocho le dijo a Geppetto: "Fue culpa suya, yo no quería matarlo".
Puede que pienses que Pinocho aprendió la lección después de tal acontecimiento, sin embargo, ocurrió todo lo contrario. A diferencia de como lo describe Disney, un chico de madera rebelde y algo travieso, en la historia original, Pinocho es un vagabundo pobre y hambriento; un ser avaricioso y sin escrúpulos.
Sin embargo, la crueldad del relato va mucho más allá de su supuesta función pedagógica. Pinocho no es solamente un niño mal educado, un pequeño salvaje todavía por civilizar. En él no hay inocencia alguna. Incluso cuando él es la víctima, es difícil sentir empatía.
En una de las escenas más duras, un Pinocho hambriento decide ir a mendigar por las calles. Pero en lugar de comida, los vecinos le echan un cubo de agua. Hambriento y empapado, se sienta en un pequeño taburete sobre una estufa, para que se secaran sus pies. Para cuando se despertó, Pinocho descubre que tiene las piernas totalmente calcinadas.
Por suerte para el niño de madera, Gepetto le construye un par de pies nuevos, sin duda mucho más de lo que Pinocho merecía. Verás, cuando Pinocho cobró vida y aprendió a caminar, lo primero que hizo fue salir corriendo. Y no solo eso, incluso convenció a la gente de que Gepetto lo había maltratado, haciendo que el pobre anciano fuese llevado a la cárcel.
Más adelante, Pepito Grillo vuelve a aparecer en forma de fantasma para avisar a Pinocho de que no se fíe de unos desconocidos que afirman que hay un monte mágico donde el dinero crece si lo siembras. Pinocho, una vez más, vuelve a ignorar el consejo del pobre grillo, y en consecuencia, termina siendo ahorcado.
La escena que se describe en la historia es de todo menos para niños:
"Y corrieron tras de mí y corrí y corrí, hasta que al fin me atraparon, me ataron el cuello con una cuerda y me colgaron de un árbol diciendo: 'Esperamos que cuando volvamos aquí mañana tengas la amabilidad de estar bien muerto y con la boca abierta de par en par".
Era justo en este punto donde la historia debía terminar en realidad. Básicamente, Collodi quería transmitir el mensaje de que los niños que eran desobedientes podrían sufrir graves consecuencias. Sin embargo, el editor del periódico solicitó que Collodi continuase escribiendo, tal vez deseando que hubiese un final feliz. Ahí es donde entra en escena el hada azul para salvar al títere.
Al más puro estilo de Juego de Tronos, el hada también moriría.
En los capítulos siguientes, Collodi hizo que Pinocho aprendiese la lección y decidiese ayudar a su padre en lugar de andar haciendo el gamberro. Sin embargo, antes de que eso ocurriese, casi lo fríen en una sartén y lo convierten en burro, haciendo que un músico tuviese el deseo de matarlo y desollarlo para hacerse un tambor con su piel.
Estas son solo algunas de las extravagantes aventuras vividas por el niño de madera original. Con ellas el autor relata un cuento deliberadamente oscuro, escrito para reflejar la penuria social y moral de toda una época. A pesar del claro mensaje moral, es evidente que se trata de una historia muy poco apropiada para los más pequeños. ¿No crees?
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