Deryn Blackwell fue diagnosticado con leucemia con tan solo 10 años en 2010. Poco más de un año después, le dijeron que había desarrollado un cáncer secundario, sarcoma de las células de Langerhans. Sólo cinco personas en el mundo lo tienen actualmente.
Sin embargo, nadie había padecido los dos tipos de cáncer a la vez lo que hace que Deryn sea el único caso entre 7.000 millones de personas.
Después de casi cuatro años de tratamiento en el hospital, nada funcionaba. Callie, su madre, recurrió al Bedrocan, un analgésico basado en el cannabis que no está disponible en el Reino Unido y se lo dio a Deryn. A pesar de que los médicos dijeron que podría ser eficaz, no se había probado en niños, por lo que no podían asegurarlo ni prescribirlo.
En un libro llamado "The Boy in 7 Billion", Callie narra: "Tomamos una decisión que horrorizará a muchos padres cuando lo lean, y a mí la primera. Pero si con esto podía ayudar a mi hijo a escapar de su tormento diario, estaba dispuesta a intentarlo."
Simon, el padre de Deryn, consiguió la medicación de manera ilegal, a pesar de que sabían que era una droga de clase B, que tiene una pena de hasta cinco años de prisión.
Mientras tanto, Deryn estaba empeorando y los médicos dijeron que si no mejoraba en dos semanas, lo tendrían que trasladar a cuidados paliativos.
Después de comprar una olla de arroz y glicerina vegetal, Callie fue capaz de fabricar aceite de cannabis adecuado para un vaporizador y se lo dio a Deryn.
"Después de diez minutos, Deryn dijo que el dolor había disminuido un poco y se sentía más relajado. Era lo que esperaba oír," dijo Callie.
Sin embargo, el dolor volvió y en diciembre de 2013, fue trasladado a un hospital para enfermos terminales.
Una noche, Deryn despertó y le dijo a su madre: "No quiero más morfina, mamá. Me hace sentir como si no estuviera aquí."
Al no poder soportar verlo con tanto dolor, Callie decidió darle a Deryn otra pequeña cantidad de aceite de cannabis, pero esta vez vía oral, cuando nadie estaba mirando. Después de una media hora, ya no sufría ataque de pánico y se sentía tranquilo.
"En los días siguientes, mi prioridad fue permitir que muriese con sus facultades intactas, así que siempre que Deryn sentía una punzada de dolor en alguna parte, le daba otros 5ml de aceite y, en pocos minutos, se sentía bien de nuevo.
Poco tiempo después, un médico de cuidados paliativos le dijo a Callie: "Ya no estamos seguros de que Deryn se esté muriendo".
Desde entonces, todo ha ido viento en popa y pudo salir del hospital de cuidados paliativos. Volvió a su colegio en Norfolk y, a pesar de estudiar tan solo 9 meses en cuatro años, Deryn ha conseguido el certificado general de educación secundaria con 17 años.
"Me acuerdo del milagro de mi hijo cada vez que miro a Deryn y sé que todo lo que el futuro nos tenga preparado, podremos afrontarlo. Siempre lo hacemos."
¿Qué te ha parecido el comportamiento de esta madre para salvar a su hijo? ¡No olvides compartir la historia de este niño con todos tus amigos! Fuente: Metro