En 2013, la madre de Justine McCabe falleció después de luchar durante una larga temporada contra un cáncer. Justine lo pasó tremendamente mal y se refugió en la comida.
Dos años más tarde, el marido de Justine se suicidó 6 meses después de su boda a causa de una depresión que sufría desde hacía bastante tiempo. En ese momento, Justine ya pesaba 130 kilos, pero seguía comiendo para consolarse.
Tenía 31 años y su vida se estaba yendo a pique. Quería poner remedio a su problema, sobretodo por sus dos hijos pequeños, pero no era capaz, siempre acababa en la cama comiendo y llorando sin parar. Así fue como llegó a pesar 140 kilos.
Sus hermanas y amigos iban a visitarla para animarla a a ir al gimnasio y a encontrar otras maneras de liberar sus emociones, pero ella no les escuchaba.
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El miércoles 1 de abril de 2015, fue al gimnasio por primera vez. Según ella misma afirma lo hizo más bien por rabia y para conseguir que sus hermanas y sus amigos "cerrasen la boca". Pero algo ocurrió durante esos primeros 60 minutos en el gimnasio.
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Cuando acabó su sesión de elíptica se hizo un selfie y se lo envió a un amigo para evidenciar que era cierto y que sí que había ido al gimnasio.
El jueves 2 de abril, Justine volvió al gimnasio, incluso ella misma estaba sorprendida de haber tenido la suficiente fuerza de voluntad como para ir otra dos días seguidos. Al terminar se volvió a hacer otro selfie y así un día tras otro. Incluso cuando sus piernas no podían dar más de sí, se iba a la piscina para mantenerse activa.
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Y por supuesto que la superó.
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La motivación a la hora de conseguir los objetivos es realmente importante. Ahora que cada vez nos proponemos más cosas, esta lección se vuelve aún más importante. Es el momento para hacer todo eso que estabas deseando hacer.
¡Comparte este artículo con todos tus amigos para motivarles a conseguir sus metas! Fuente: Healthy Page