Una familia compró solamente los productos esenciales para un año entero y sus dos niños pequeños ni se dieron cuenta.
Scott y Gabby Dannemiller, de Bellevue, Tennessee, decidieron dejar de comprar ropa, aparatos electrónicos y juguetes durante un año, ya que consideraban que habían perdido el contacto con lo que era importante en la vida.
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Siguieron el reto sin contarle nada a sus hijos Audrey, de 5 años, y Jake, de 7 años. Los pequeños no notaron ningún cambio pero si un aumento de la calidad del tiempo que pasaban juntos, cosa que les encantó.
Los Dannemillers sentían que sus puestos de trabajo y su agitada vida les había llevado a centrarse demasiado en lo que compraban, en lugar de las experiencias que compartieron juntos como una familia.
"Nos dimos cuenta de que estábamos atrapados en el gran bucle de América de 'más es mejor'", afirmó Scott Dannemiller.
"Estamos tan obsesionados en comprar cosas que necesitamos hacer una pequeña pausa y preguntar qué es lo que añade a tu vida, y darle importancia a las experiencias," añadió su mujer.
Por lo tanto, desde el 1 de enero de 2013, la pareja decidió que solo comprarían los bienes que utilizarían durante ese año, tales como alimentos y gasolina, pero no ropa.
También acordaron que siempre arreglarían las cosas que se rompiesen, a menos que fuese más barato reemplazarlos. Otra decisión fue que todos los regalos tenían que ser o bien en forma de una donación de caridad o una experiencia familiar.
Tales regalos llegaron en forma de una noche de hotel para el cumpleaños de Audrey, gracias a los puntos de fidelidad que había obtenido Scott en sus viajes de negocios, y entradas para un partido de hockey para el cumpleaños de Jake, que se las dieron unos amigos de la iglesia.
El desafío también significaba que la familia tenía que encontrar maneras de vivir con lo que tenían, en lugar de comprar más cosas.
Para el cumpleaños de un amigo de Jake, hizo un experimento casero que incluía una botella de Coca-Cola light y un paquete de Mentos. Cualquier bromista sabe que explotan cuando se mezclan.
Los niños no eran los únicos que tenían que adaptarse. La maleta de cuero de Scott se rompió justo antes de un viaje de negocios. En vez de comprar una nueva, encontró en el ático una maleta de color violeta y la utilizó a pesar de que era un color muy poco profesional.
También pasaron tiempo como voluntarios de organizaciones benéficas, ya que les ayudaba a compartir más experiencias juntos.
Scott Dannemiller ha escrito un libro llamado [amazon_textlink asin='0664260683' text='The Year Without a Purchase' template='ProductLink' store='rolloid-21' marketplace='ES' link_id='5e64d3d8-3ae4-11e7-b84f-f31fd7296bf3'] y admite que la familia rompió las reglas en cuatro ocasiones. Una botella deportiva y unas zapatillas de tenis para Jake, aletas para natación para Audrey y una nueva aspiradora.
Admitió que el año fue difícil, pero que la familia no tenía remordimientos y cuando preguntó a sus hijos si se dieron cuenta de que había algo diferente ese año contestaron que pasaban más tiempo viendo a amigos y familiares.
"No es que lo material sea malo. Lo que lo convierte en malo es el valor que le damos. Llegamos a ser más eficientes e intencionales," dijeron los padres.
"Ahora que hemos abierto los ojos, vemos las compras de manera diferente. Compramos aquellas cosas que realmente hacen la vida más fácil y menos estresante y valen la pena. Otros son simplemente distracciones sin valor. A través de esta experiencia, hemos tenido que examinar los 'porqués' detrás de nuestras compras."
¿Qué te ha parecido este experimento? ¿Te atreverías a ponerlo en práctica? ¡No olvides compartir la historia de esta familia con tus amigos! Fuente: Today | Dailymail | Womansday