Pongámonos en situación. Estás en la cama después de una noche de desenfreno. Miras al techo y maldices el momento en el que decidiste tomarte la última copa. Te levantas con una resaca con la que casi no puedes andar y te diriges a la cesta de las medicinas en busca de un analgésico que acabe con tu sufrimiento. Miras todos las cajas y te preguntas cuál te aportará un alivio más inmediato o incluso, cuál no será peligroso tomar. ¿Qué haces en ese momento?
A continuación te mostramos una pequeña guía que te ayudará a salir del paso en esos casos de extrema urgencia: Tylenol (Acetaminofén)
Existen dos tipos principales de analgésicos sin receta: el acetaminofén (paracetamol) y los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), lo cual incluye básicamente todo lo que no sea acetaminofén. El acetaminofén es la opción para aliviar el dolor más popular entre las personas. Al consumirlo, este analgésico ordena al cerebro que deje de enviar señales de dolor.
Recomendable para: dolores de cabeza y dolores musculares. Desaconsejable para: inflamaciones y dolor en las articulaciones. Ten cuidado con: tomar demasiado acetaminofén o mezclarlo con alcohol, ya que puede llegar a dañar el hígado. Por otro lado, el acetaminofén es uno de los medicamentos más comúnmente involucrados con los casos de sobredosis. Comprueba el prospecto del medicamento para conocer cuál es la dosis máxima que puedes tomar de forma segura.
Aspirina (Ácido acetilsalicílico)
Tanto la aspirina como otros AINEs funcionan disminuyendo la producción de enzimas que producen productos químicos relacionados con el dolor. Cuando es recetado por un médico y se toma todos los días, una pequeña dosis de aspirina puede ayudar a reducir el riesgo de sufrir ataques al corazón o derrames cerebrales en algunas personas.
Recomendable para: reducir el riesgo cardiovascular. Desaconsejable para: dolor intenso. Ten cuidado con: la aspirina puede ser bastante agresiva con el intestino, el hígado y el riñón. Habla con tu médico para saber si la puedes utilizar de forma segura. Ten cuidado a la hora de suministrar aspirina en niños.
Advil y Motrin (Ibuprofeno)
El ibuprofeno es un medicamento bastante versátil de acción rápida que tiene la capacidad de aliviar una amplia gama de dolores y malestares
Recomendable para: la resaca, calambres menstruales, dolores musculares, dolor en el pecho, dolores de oídos y dolor de muelas. Desaconsejable para: cefalea crónica. Ten cuidado con: el ibuprofeno comparte la mayoría de los riesgos de la aspirina aunque suele estar disponible en dosis más altas, lo que puede resultar más problemático para nuestro cuerpo.
Aleve (Naproxeno)
A diferencia del ibuprofeno, el naproxeno es de acción lenta, por lo que tarda más en hacer efecto que el ibuprofeno pero sus efectos son más duraderos, lo que lo convierte en una opción bastante buena para las personas que sufren dolor crónico leve o moderado.
Recomendable para: inflamación, resaca, dolor de cabeza persistente, artritis. Desaconsejable para: alivio rápido del dolor. Ten cuidado con: al igual que todos los AINES, el naproxeno tiene cierto riesgo cardiovascular y se asocia con malestar estomacal.
Problema general de todos estos analgésicos
Consumir en exceso cualquier analgésico resulta malo para el organismo, y no solo de la manera que hemos comentado anteriormente. Aquellas personas que dependen de medicamentos para tratar dolores de cabeza a diario suelen afirmar que la medicación en sí misma se convierten en la causa de más dolores de cabeza adicionales, conocidos como cefaleas de rebote.
Si eres de los que necesitas tomar una de estas pastillas casi todos los días, es hora de que hables con tu médico para conocer las razones de tu malestar así como contemplar otras opciones de tratamiento.
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