Danielle es fotógrafa y escritora, pero unos meses después de dar a luz cayó en una profunda depresión. Pasó dos años horribles, sentía que el mundo se le venía encima y que tenía que luchar contra ello cada día. Incluso salir de la cama o paseas a su perro le resultaba una odisea.
Mientras tanto, su cerebro le susurraba que era una carga para la gente que la rodeaba. Trato de apartar a todo el mundo de su vida, a sus amigos, a su familia e incluso a su marido.
Cuando se dio cuenta de que tenía un problema, decidió acudir a un psicólogo. Fue entonces cuando le diagnosticaron un trastorno bipolar.
No era la primera vez que Danielle sufría algún tipo de enfermedad mental, ya en la universidad le diagnosticaron depresión y ansiedad, sin embargo, nunca pensó que llegaría a sufrir un trastorno tan grave.
Para muchos, el término "bipolar" probablemente se asocie a personas con dos caras cuyo estado de ánimo puede cambiar en un momento. Pero este trastorno es mucho más que eso.
Las personas diagnosticadas con bipolaridad, pasan de un estado de depresión profundo a un estado maníaco. Esto hace que, después de sentirse destrozadas, pasen a estar muy nerviosas y enérgicas. Algunas se sienten irritables o propensas a comportamientos arriesgados, mientras que otras están constantemente creando. Danielle pertenece al segundo grupo, y plasma su creatividad en fotografías.
Una vez que consiguió aceptar su enfermedad, reconoció que de pequeña, había veces que no era capaz de dormir, estaba demasiado inquieta y se ponía a caminar por la casa bombardeada con nuevas ideas.
También tenía momentos en los que se veía obligada a tomar miles e fotografías sin parar hasta agotar la memoria de la tarjeta. El médico le confirmó que así eran los episodios maníacos propios del trastorno bipolar.
Danielle no está sola en esto. Alrededor de 144 millones de personas en todo el mundo sufren algún tipo de trastorno bipolar, también conocido como trastorno maníaco depresivo.
No hay una causa exacta que de lugar a esta enfermedad, pero las investigaciones que se han llevado a cabo sobre el tema sugieren que podría ocurrir cuando hay cambios en la manera que tiene el cerebro de procesar señales químicas entre las células.
La genética también es un factor determinante en este trastorno. De hecho, se han identificado más de 80 genes que podrían aumentar el riesgo de padecerlo. Aún así, ha habido casos de gemelos idénticos donde uno de ellos sufría de bipolaridad y el otro no.
Esta enfermedad es crónica, lo que significa que, por desgracia, la mayoría de la gente tiene que asimilar que formará parte de sus vidas para siempre.
Los medicamentos como el litio y los antidepresivos pueden ayudar. Se debe evitar el estrés, las tensiones y cualquier tipo de desencadenante, así como las drogas o el alcohol. Ciertas terapias, como la terapia conductual dialéctica también pueden funcionar muy bien.
Danielle asegura que su trabajo como fotógrafa también le ha resultado muy útil y que, cuando le vienen a la cabeza pensamientos negativos, se refugia en su cámara para distraerse.
Con estas técnicas, Danielle ha aprendido no solo a controlar los episodios maníacos y depresivos, sino también a entrenar su mente para que no se produzcan.
Lo cierto es que el trastorno bipolar es muy duro, y la mayoría de nosotros no tenemos ni la más remota idea de lo que sufren las personas que lo padecen. Tratemos de tener un poco de empatía y respetar esta enfermedad.
¿Qué te ha parecido la historia de Danielle? ¡Cuéntanoslo en los comentarios! ¡Comparte este interesante artículo con todos tus amigos! Fuente: Danielle Hark