Si has dedicado algo de tu tiempo en buscar información sobre transformaciones de pérdida de peso o has ojeado alguna que otra cuenta de Instagram centrada en nutrición, probablemente hayas oído hablar de la dieta cetogénica: un plan de alimentación alto en grasa, moderado en proteínas y bajo en carbohidratos que puede ayudarte a perder peso.
El objetivo de esta dieta es hacer que el cuerpo entre en cetosis, es decir, aquella situación metabólica en la que el cuerpo quema las grasas a fin de obtener energía en lugar de hacerlo desde su fuente de energía típica, los carbohidratos.
A grandes rasgos podríamos decir que nuestros cuerpos se alimentan de glucosa en forma de carbohidratos como la harina, los cereales, las verduras o la frutas.
Curiosamente, cuando se reduce drásticamente la ingesta de carbohidratos en la dieta, el cuerpo comienza a alimentarse de la grasa almacenada.
Estando en un estado de cetosis, el hígado usa la grasa para crear unos ácidos llamados cetonas, los cuales son liberados nuevamente en el torrente sanguíneo y usados para obtener energía.
Sin embargo, alcanzar el estado de cetosis no siempre es fácil. Tal y como explica la dietista Melanie Boehmer del Hospital Lenox Hill, "en muchas ocasiones, la gente que intenta este tipo de dietas no reduce lo suficiente la ingesta de carbohidratos o establecen un día trampa que les impide alcanzar la cetosis".
Melanie aconseja no superar los 20-30 gramos de carbohidratos al día para mantener el estado cetogénico.
Pero, ¿cómo sabrás que has alcanzado este milagroso estado en el que tu cuerpo quema la grasa? Afortunadamente para ti, existen ciertas señales indiscutibles que te ayudarán a saber cuándo tus esfuerzos están comenzando a dar resultados.
4 Señales de cetosis que te permiten conocer que tu cuerpo está quemando grasas:
Estas señales tienden a aparecer dos semanas después de que el cuerpo entre en cetosis, pero si sigues la dieta adecuadamente, no deberían durar mucho.
Una vez que tu cuerpo se haya adaptado a su nuevo estado de quema de grasa, estas señales desaparecerán.
Si cualquiera de ellas permanece durante más de tres semanas, podría indicar de que estás comiendo demasiados carbohidratos y entrando y saliendo de la cetosis.
1- Mal aliento y sudoración
Aunque la cetosis puede ser beneficiosa a la hora de reducir tu cintura, no lo es tanto en lo que a tu vida social se refiere, al menos a corto plazo, pues causa mal aliento y sudoración.
Cuando está en estado de cetosis, el cuerpo crea subproductos cuando descompone la grasa para usarla como energía. Uno de estos productos es la acetona, sí, la misma acetona que puedes encontrar en los quitaesmaltes. Este residuo se elimina a través de la orina, el sudor y la respiración.
Además, la cetosis también provoca que el aliento adquiera un olor afrutado, pero no en el buen sentido. Hasta que el olor se desvanezca, es aconsejable cepillarse los dientes con frecuencia y mascar chicles o tomar caramelos que combatan el mal aliento.
2- Fatiga constante
Hasta que tu cuerpo no se adapte a la nueva dieta baja en carbohidratos, es muy probable que te sientas fatigado. Es por ello muy recomendable evitar las actividades extenuantes durante las primeras semanas de la dieta, para que el cuerpo pueda aclimatarse a su nuevo método para obtener energía.
Después de dos semanas, deberías comenzar a sentirte más enérgico y no tener problemas para practicar tu rutina de ejercicios habitual.
3- Calambres
Reducir drásticamente la ingesta de carbohidratos puede arruinar el equilibrio electrolítico y mineral, lo que significa que podrías tener una deficiencia de potasio, sodio y magnesio. Estos tres elementos ayudan a prevenir los calambres, por lo que es posible que puedas experimentar alguno si careces de ellos.
En este sentido, Melanie recomienda comer muchas nueces, semillas, aguacate, verduras de hoja verde y pescado graso para asegurarnos de que obtenemos suficientes minerales.
4- Estreñimiento
Las personas que practican este tipo de dietas suelen estar estreñidas por dos motivos. En primer lugar, no consumen alimentos ricos en fibra. En segundo lugar, los carbohidratos se convierten en glucógeno para conseguir energía, los cuales tienen un alto contenido en agua. Si no consumes carbohidratos, la cantidad de agua del organismo disminuye, lo que dificulta el proceso de defecación.
La mejor forma de combatir este problema es aprovechar al máximo los carbohidratos que consumes. Melanie recomienda obtener los carbohidratos a partir de vegetales sin almidón u otros alimentos que tengan mucha fibra. Verduras como la coliflor y el brócoli son dos buenas opciones.
Tal y como dice Melanie, la mejor manera de minimizar estos desagradables efectos secundarios es realizar la dieta correctamente. Si te comprometes a hacerla, hazla al 100% y no superes esos 20-30 gramos de carbohidratos al día.
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