Resulta muy triste pensar que uno de los ídolos más grandes que ha conocido este mundo falleció por miedo a mostrarse tal y como era. Y es que, no hace falta viajar demasiado atrás en el pasado para situarnos en una época en la que la homosexualidad, y todas las enfermedades que estuvieran relacionada con ella, fuesen satanizadas. Y desgraciadamente, esta fue la razón por la que el inigualable Freddie Mercury mantuvo en secreto que era portador de VIH durante 7 largos años.
Ahora solo nos queda pensar qué habría sido de Freddie, y tantos como él, si la sociedad de aquel entonces hubiese sido más abierta de mente y consciente de los derechos sexuales de los humanos. ¿Habría aceptado su condición y pedido ayuda uno de los artistas más grandes de todos los tiempos?
"Si Freddie se hubiera tomado ese cóctel de pastillas desde el inicio de su enfermedad, hoy estaría con nosotros", así lo aseguraba el guitarrista de la banda de Queen, Brian May, en el libro Queen in 3-D que recopila 360 fotografías inéditas del grupo, entre ellas algunas del enfermo Mercury. Él quería que su público lo escuchara por el valor de su música, no por el morbo de seguir a un enfermo de sida.
El asistente personal de Freddie, Peter Freestone, quien compartió los últimos 12 años de su vida, explicó que durante los últimos meses Freddie tenía un catéter venoso central por el que recibía medicamentos tres veces al día. "En lugar de ir al hospital, Joe Fanelli (el chef de Freddie Mercury) y yo aprendimos cómo suministrarle las medicinas. Nos convertimos también en sus enfermeros", comentaba Peter.
Sin embargo, tal y como recodaba Brian May, la prueba más desagradable que evidenciaba el mal estado en el que se encontraba Freddie estaba en su pie, el cual se le estaba cayendo a pedazos a causa de la enfermedad. Brian relató para el diario Sunday Times que una noche Mercury se lo enseñó y al ver su cara dijo, "Oh, Brian, siento si te he molestado enseñándote esto", a lo que el guitarrista contestó, "no te preocupes, solo me molesta imaginarme lo mucho que te tiene que doler".
Llegado el que sería su último año de vida, entre 1990 y 1991, Freddie Mercury se encontraba francamente débil. Su cuerpo se veía muy demacrado, parecía que hubiese envejecido más de 10 años. Aún así, sacó fuerzas para grabar cuatro pistas completas para la banda.
A pesar de que su decadencia era más que evidente, el bueno de Freddie ocultó su enfermedad hasta 48 horas antes de su fallecimiento, momento en el que se reunió con su representante Jim Beach y pidió ayuda para redactar el anuncio oficial de ser seropositivo. Él presentía su muerte y no quería que su público pensara que murió con un oscuro secreto.
"A partir de las enormes conjeturas que han aparecido en la prensa durante las dos últimas semanas, deseo confirmar que soy VIH positivo y tengo sida. Creo que ha sido correcto no publicar esta información hasta ahora para proteger la privacidad de quienes me rodean. Sin embargo, ha llegado el momento de que mis amigos y mis fans de todo el mundo sepan la verdad. Espero que todos se unan a mis doctores y a todos los demás en el mundo que luchan contra esta terrible enfermedad. Mi intimidad siempre ha sido algo especial para mí y soy famoso por conceder pocas entrevistas. Por favor, comprendan que esto seguirá siendo así".
Freddie paso sus últimas 24 horas de vida en la cama. Según relataba el propio Freestone, "Se quedaba dormido y se despertaba, una y otra vez. Yo sostenía su mano para que él supiera que había alguien acompañándolo, que no estaba solo".
De esta manera tan triste, Freddie Mercury abandonó este mundo el 24 de noviembre de 1991, con 45 años de edad. ¿Quién sabe si el mundo todavía podría seguir disfrutando de su inigualable voz si hubiera aceptado su condición?
