Desde que somos pequeños, nos hacen creer que nuestras calificaciones son la clave de todo: para ir a la universidad, para conseguir un trabajo y para encontrar ese camino ideal hacia la felicidad y la prosperidad en la vida.
Sin embargo, un nuevo estudio muestra que el hecho de que los niños aprendan a interactuar eficazmente con sus compañeros y a controlar sus emociones, puede tener un enorme impacto en su vida adulta. Y según los resultados, los niños deberían pasar más tiempo desarrollando estas habilidades en el colegio.
Los investigadores midieron las habilidades sociales de 800 niños de guardería en 1991. Dos décadas más tarde, obtuvieron los resultados. Los profesores evaluaron a los niños con una Escala de Competencia Social en función a la «comprensión del niño de los sentimientos de los demás». El equipo de investigación utilizó estas respuestas para darle a cada niño una «puntuación de competencia social», que fueron acumulando durante 19 años, cuando los niños tenían 25 años.
Estos son los datos que obtuvieron de los 19 años de estudio
1- Los comportamientos sociales se pueden aprender, lo que significa que nunca es demasiado tarde para cambiar
Los investigadores descubrieron que actividades como compartir o cooperar son modificables. Hay diferencias físicas en nuestro cerebro que hacen el aprendizaje más fácil para unas personas que para otras; pero en cuanto a la capacidad de solucionar los conflictos con los compañeros, es algo que los niños, e incluso los adultos, siempre pueden seguir mejorando.
Además, estos comportamientos pasan de padres a hijos. Y es que si eres capaz de demostrar habilidades sociales, como la calidez o la empatía, será más fácil que tus hijos también las tengan.
2- Habilidades como compartir o cooperar influyen en el futuro de los niños
Está claro que hay que analizar algo más que las notas de un niño para saber que van por el camino correcto. Por eso, los investigadores se centraron, en gran medida, en la competencia social.
Encontraron que los niños que se relacionan bien con sus compañeros, manejan mejor sus emociones y son mejores en la resolución de problemas, además de tener una vida más exitosa.
El aumento de un solo punto en la competencia social mostró que el niño tendría un 54% más de probabilidad de terminar el instituto, el doble de probabilidad de obtener un título universitario, y un 46% más de probabilidad de tener un trabajo estable a tiempo completo a los 25 años.
Los niños que siempre estaban robando juguetes, rompiendo cosas y peleándose, eran más propensos a tener problemas de abuso de sustancias y problemas con la ley.
3- Las buenas notas son importantes, pero quizás no por el motivo que creemos
Los investigadores del proyecto escribieron: «El éxito en el colegio implica habilidades socio-emocionales y cognitivas, debido a que las interacciones sociales, la atención y el autocontrol afectan en el aprendizaje».
Esto quiere decir que sólo algunos niños son extremadamente inteligentes y ya está. La mayoría necesita algo más que inteligencia para tener éxito. Quizás sería importante dedicar un poco más de tiempo en el colegio dedicado al medio social.
La conclusión del estudio es que, debido a que estos comportamientos se pueden aprender, deberíamos invertir más tiempo en la enseñanza explicándoles como relacionarse con los demás y cómo manejar sus sentimientos. Omitir las habilidades sociales en los planes de estudio podría tener graves consecuencias en la vida de nuestros hijos.