Campanilla se hartó de ir detrás de Peter Pan mientras que él solo mostraba interés por Wendy. Cansada de tanto desprecio, cogió su maleta y fundó su propia colonia de hadas de nada más y nada menos que en 68 hectáreas al norte del estado de Nueva York.
Le encanta el campo, pero una chica necesita vivir cerca de las tiendas, solo por si acaso. Por suerte para todos, puedes visitar este parque natural e intentar encontrar todas las casas de las hadas.
Encuentra las 20 puertas de hadas en este parque
El parque natural Tinker es un lugar para que gente de todas las edades disfrute de la naturaleza en cualquier época del año. Cuenta con un tanque de pesca (siempre y cuando devuelvas el pez al agua), senderos, área de picnic y un sinfín de rincones en los que perderse.
Pero el real atractivo de este parque y lo que lo diferencia de todos los demás son las 20 pequeñas puertas de hadas que se pueden encontrar a lo largo del parque.
Todo un pueblo de casas de hadas escondidas en los rincones más insospechados del parque.
Estas misteriosas puertas llevan apareciendo por todo el parque desde 2014.
Y nadie sabe quién las puso ahí
La mayoría son parecidas, llamativos colores en las puertas con unas diminutas ventanas, pero otras sin embargo, son completamente diferentes.
Tiene sentido, cada hada decora su puerta en relación con su propia personalidad.
Algunas puertas cuentan con bisagras de verdad.
Como toda ciudad, necesita sus espacios de esparcimiento, como este pequeño lugar cuyo cartel avisa: «Tratad con cuidado. Las hadas juegan aquí».
Algunas de las hadas han aprovechado los troncos caídos para construirse toda una mansión de la que poder presumir.
Cada casa tiene su propia personalidad y no se sabe quién o qué las pudo construir, pero nos gusta pensar que fueron las hadas.
Aquellos que nunca creen en la magia, jamás la encontrarán.
Algunas hadas han perdido sus alas y tienen que agudizar el ingenio para poder llegar a sus casitas.
Perdón por olvidarnos de tu visita. Estamos bailando en el jardín.
Estas hadas parecen estar siempre ocupadas o pasándoselo bien por el bosque, ya que nunca se encuentran en casa cuando llamas a su puerta.