Allison y Josh Lewis tomaron el coche para conducir al Hospital de Duke en Carolina del Norte, Estados Unidos, cuando recibieron una llamada avisando de que el bebé al que iban adoptar estaba a punto de nacer.
Cuando esto ocurrió el matrimonio ya tenía cinco niños, tres biológicos y uno adoptado. Abby de 11, Jack de 9, Isabel de 5, Micah (adoptado) de 5 años y Julia 3 esperaban con impaciencia la llegada de Sam o Ava, el nombre estaba ya elegido dependiendo de si era un niño o una niña.
Estaban en la frontera de Carolina del Sur cuando recibieron otra llamada de la amiga de la familia y encargada de la adopción. Le preguntó a Allison '¿Tiene Josh ambas manos en el volante? Porque tengo una noticia, son gemelos'. Allison se quedó sorprendida pero reconoció estar excitada y feliz.
Mientras continuaban conduciendo hacia el hospital, el matrimonio habló de la logística de cuidar a los gemelos y su excitación y felicidad fue subiendo por momentos. Una hora más tarde la encargada de la adopción volvió a llamarles, esta vez las noticias no eran tan felices. 'No creen que el bebé sorpresa vaya a sobrevivir' les explicó que el bebé sufría una enfermedad llamada 'Incompatibilidad a la vida' por la que no el bebé no puede sobrevivir fuera del utero, su vida podía durar horas, días o meses, no había manera de saberlo.
Sam, el pequeño pesó 3 kg mientras que Ava pesó apenas 2 kg.
Aunque acababan de descubrir la existencia de Ava, los dos sentían un fuerte vínculo con los dos bebés. Cuando llegaron al hospital, Josh y Allison fueron guiados con sus hijos a una pequeña sala de cuidados intensivos para bebés. Ava era realmente pequeña y estaba cubierta de tubos y cables.
Los doctores les explicaron el resultado del ultrasonido que habían realizado antes, el resultado que les sorprendió no fue lo que vieron, sino lo que no vieron, a Ava le faltaba parte del cerebro. 'Cuando vi el vacío en el monitor las lágrimas rodaron por mis mejillas' declara Allison.
En ese momento, sin embargo, el matrimonio supo que Ava iba a ser parte de su familia durante el tiempo de vida que le quedara. Sam crecía fuerte cada día que pasaba, haciendo los avances típicos en un recién nacido pero mientras el cuerpo de Ava crecía no había ningún cambio en su condición.
Cuando el presidente del Hospital de Duke se enteró de la conmovedora historia de Ava, y de la familia que decidió hacerse cargo de ella, decidió pagar por el transporte de la pequeña a un hospital cercano a su casa en Carolina del Norte. Después de unos cuatro meses Ava por fin se fue a casa con su familia.
Está siendo un proceso de aprendizaje para toda la familia. Josh dice 'Sabemos que sus días están contados pero todos nuestros días están contados, solo porque tenga una enfermedad no significa que sea diferente'.
Parece que Sam y Ava estaban destinados a pertenecer a esta familia mucho antes de que incluso supieran de la existencia de los gemelos. Ahora todo lo que quieren hacer es darle la mejor vida llena de amor posible a ambos pequeños.
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