El mayor miedo de unos padres es que a sus hijos les pase algo, ya sea que se pierdan, se hagan daño o que se pongan malos, pero lo que no pasa nunca por la cabeza de un padre es tener que enterrar a su propio hijo. Por desgracia, a eso exactamente es a lo que se tuvieron que enfrentar estos padres de Oklahoma después de llevar a su hija de urgencias al hospital.
En las navidades pasadas, a Brianna Florer, de dos años de edad, le subió la fiebre unas décimas, sus padres, Brian y Stephanie Florer, no se extrañaron, pensaron que estaría incubando una pequeña gripe sin más. Al rato la niña comenzó a ponerse azul y tosía sin parar, luego empezó a expulsar sangre por la boca.
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Los padres se asustaron mucho y la llevaron de inmediato a urgencias del Hospital Grove. Los resultados de los rayos X revelaron que la pequeña se había tragado una pila de botón más pequeña que una moneda de 10 céntimos.
Los médicos comenzaron a realizarle una cirugía para sacarle la pila de dentro. "Estuvieron operándola durante 2 horas, pero no pudieron detener el sangrado", explicó Kent Vice, el abuelo de Brianna. "Creen que la pila pasó a través de su arteria carótida y de su esófago. En un minuto pasó de estar perfecta a morir. No tenemos ni idea de en qué momento se la tragó".
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Lo peor de esta historia es que ocurre con demasiada frecuencia. Estas pilas son muy comunes y se encuentran en muchos juguetes y dispositivos que se utilizan en casa en situaciones cotidianas tales como los mandos de un garaje, relojes, coches dirigidos por control remoto e incluso en tarjetas de felicitación musicales entre otros.
"Los niños menores de 6 años están en mayor riesgo porque estas pilas son brillantes y del mismo tamaño que un caramelo, por ello piensan que se lo pueden comer y se lo tragan sin ningún problema", afirmó la Dra. Kate Parkins, pediatra y profesora de la Universidad de Manchester.
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Debemos aumentar la conciencia sobre este tema para evitar muertes futuras y la mejor manera de hacerlo es mantener este tema latente e informar tanto a familiares como a amigos.
La corriente eléctrica de la batería se combina con la saliva para producir hidróxido de sodio, también conocido como sosa cáustica. Conforme va pasando va quemando todo el esófago y los vasos sanguíneos circundantes, causando daños potencialmente mortales en menos de dos horas.
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Los médicos creen que Brianna había ingerido la pila de botón unos días antes de morir. Su abuelo Vice quiere que la muerte de su nieta sirva para concienciar al mundo del peligro que suponen este tipo de pilas para evitar que sigan muriendo niños por la misma causa.
Según Daily Mail, al parecer ha habido más de 11 mil casos en un período de 9 años relacionados con el consumo de estas pilas diminutas.
John Nguyen
En la foto de arriba podemos ver a Gemma Espejo-Degraph, de 37 años, que pasó un buen susto cuando su hija de 20 meses se tragó una pila de litio en mayo de 2014. La pequeña fue hospitalizada y pudo salvarse. Ahora tiene una cicatriz de 11cm en el esófago como resultado de la operación. Ella sobrevivió y a día de hoy es capaz de consumir alimentos sólidos, pero tuvo que pasar por operaciones muy complicadas debido a las quemaduras internas que tenía.
Ammar y Fátima Noorwali tuvieron que superar la muerte de su hijo Wsam de 13 meses de edad en agosto de 2012 a causa del sangrado interno que sufría por haberse tragado una pila de botón.
Paul Tonge
Los niños son niños y no son conscientes del peligro que corren con los actos que realizan. Por mucho que los padres estemos pendientes de ellos, en cualquier despiste puede ocurrir algo tan indeseado como la muerte de un hijo.
Por ello desde rolloid pedimos a todos los padres que mantengan los dispositivos que se alimenten con pilas de botón fuera del alcance de los más pequeños de la casa y, si van a utilizar algún juguete con este tipo de pila, que sea bajo la supervisión de un adulto al que se le haya alertado previamente del peligro.
