Quiero jugar a un juego contigo. Piensa en las tres últimas Navidades que has tenido. ¿Puedes pensar en al menos uno de los regalos de todos los años? Bastante difícil, ¿verdad? En los días previos a estas fiestas, en lo que todos podíamos pensar era en el nuevo aparato, juguete, monedero, o lo que fuese. Sólo tres años más tarde estoy luchando para recordar qué era exactamente lo que deseaba.
Aquí está la segunda parte del juego: ¿puedes pensar en los últimos tres viajes o vacaciones increíbles que tuviste? Por alguna razón, es mucho más fácil para mí. ¿Y cómo es para ti?
Gracias a la ciencia, he aquí una buena explicación de por qué puede ser más fácil para ti reflexionar sobre los recuerdos de un gran viaje, más que sobre los elementos materiales.
La investigación ha revelado que el estar demasiado acostumbrado a todas nuestras cosas nos está robando la alegría. Las nuevas experiencias como viajar, realizar actividades al aire libre y el aprendizaje de nuevas habilidades nos proporcionan mucha más felicidad.
«Uno de nuestros enemigos de la felicidad es la adaptación», dice el Dr. Thomas Gilovich, profesor de psicología en la Universidad de Cornell. «Compramos cosas para hacernos felices, y nos dan felicidad, pero sólo por un corto tiempo. Las cosas nuevas son muy interesantes para nosotros al principio, pero luego nos adaptamos a ellas.»
Parece que una de las claves de la felicidad no es la compra de más cosas materiales, sino ahorrar ese dinero y en su lugar hacer más viajes, ya que la alegría que nos proporcionan es más duradera, y como bien has comprobado, un viaje no se olvida, mientras que un regalo sí,