Todos conocemos la increíble historia de Shrek, es una de las películas de animación más querida entre el público, en gran parte gracias a sus constantes golpes de humor. El argumento de la película gira entorno a un ogro grande y verde de gran corazón que constantemente sufre los prejuicios de los demás debido a su aspecto físico.
Pues bien, quizás te sorprenda conocer que hay parte de verdad en esa historia de ficción. A parecer, el personaje podría estar basado en la personalidad y en el físico de un hombre de carne y hueso llamado Maurice Tillet.
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Descubre a continuación el supuesto origen de Shrek, el ogro que conquistó el corazón de todas las personas.
Maurice Tillet fue un luchador francés conocido como el "Ángel Francés". A principios de la la década de 1940, se convirtió en toda una estrella, llegándose a proclamar campeón mundial de los pesos pesados por la American Wrestling Association, dirigida por Paul Bowser. Su movimiento final característico se conocía como "bear hug" (el abrazo del oso).
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Su historia comienza un 23 de octubre de 1903 en los montes Urales, en mitad del Imperio Ruso, cuando una maestra de origen francés junto a su marido, un ingeniero ferroviario también de origen galo, tienen a Maurice Tillet, un niño totalmente sano que no parecía tener ninguna característica especial.
Siendo niño, el padre Maurice falleció, y cuando tenía 14 años, estalló la Revolución Rusa y su madre y él deciden regresar a Francia, en concreto la ciudad de Reims. Tillet era un chico totalmente "normal", de hecho, sus allegados lo llamaban "Ángel" por sus delicados rasgos físicos y su cabello rubio.
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Sin embargo, en 1920, Maurice comenzó a experimentar unas hinchazones muy extrañas en su rostro y sus extremidades. Un medico lo trató y le diagnosticó acromegalia, un desarrollo anormal de la hormona del crecimiento (que se produce en la glándula pituitaria). Algunos de los síntomas de la acromegalia son un crecimiento anormal de extremidades y huesos de la cara, y esto fue lo que le ocurrió a Maurice, dotándole de un aspecto muy particular, una cabeza muy grande y una estructura ósea muy robusta.
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Aunque desde niño quiso ser abogado, a causa de su enfermedad se vio forzado a renunciar a esa idea. Más tarde se inscribió en la Marina Mercante Francesa, decisión que le cambiaría por completo la vida.
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Estando de viaje por Singapur en 1937, tiene la suerte de conocer a un luchador profesional americano llamado Karl Pojello, quien ve en Tillet un potencial enorme para la lucha libre. Convencido, el francés comienza su entrenamiento hasta que consigue hacerse luchador en Reino Unido y Francia. Lamentablemente, se ve obligado a emigrar a los Estados Unidos cuando en 1039 estalla la Segunda Guerra Mundial.
Ya en el continente americano, Paul Browser se convierte en su representante y lo lanza directamente al estrellato con el hombre de The French Angel (El Ángel Francés).
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Convertido en toda una estrella, agotaba las entradas allá donde iba. Fue tal su popularidad que durante la década de 1940 se convirtió en uno de los luchadores más famosos de toda América pese a su fiero aspecto.
Gracias a su oficio, Tillet pudo viajar por todo el mundo siempre de la mano de Karl Pojello, quien siempre estuvo a cargo de su entrenamiento. Con el tiempo, la salud de Tillet comenzó a empeorar y sus apariciones se vuelven cada vez más esporádicas.
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El 4 de septiembre de 1954, Karl Pojello muere tras una larga lucha contra el cáncer de pulmón. Apenas 12 horas después, y en la habitación contigua en la que su fiel amigo había fallecido, Maurice moría a consecuencia de complicaciones cardíacas, a los 50 años de edad. Ambos fueron enterrados juntos.
Durante los últimos años de su vida, Maurice vivió prácticamente en reclusión, aunque hizo grandes amistades con las que pasaría largas horas conversando y jugando al ajedrez. A pesar de su aspecto bruto, Maurice era una persona muy culta, siendo un gran conversador con un gran sentido del humor. Se dice que llegó a hablar 14 idiomas y que fue poeta y actor.
En una ocasión fue recibido por el Papa, pues era un ferviente católico. El Sumo Pontífice le preguntó por su forma de vida, a lo que Maurice respondió: "Desde que era un niño soy lo suficientemente maduro como para saber que siempre he sido objeto de curiosidad. Hace mucho tiempo que acepté mi apariencia y debo decirle que no tengo ningún complejo de inferioridad".
Antes de su muerte, Maurice aceptó que se le tomasen medidas de la cabeza para que pudieran realizarle un busto. Se hicieron tres réplicas, que hoy están en exhibición, que hacen que siga perdurando el recuerdo de un hombre que se ganó el respeto de la gente a pesar de todos los obstáculos a los que tuvo que enfrentarse.
Irónicamente, aunque DreamWorks nunca lo haya reconocido oficialmente, cuando fue aceptado el cuento de William Steig como base del argumento, solo faltaba darle forma al ogro. Este debía ser “como un hombre común y corriente, solo desproporcionado, de mirada cálida y sonrisa amigable”. Y qué mejor que Maurice Tillet como modelo para este fin.
