El peor caso que este policía ha vivido en su carrera profesional

El peor caso que este policía ha vivido en su carrera profesional

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"Trabajé defendiendo la ley como policía durante tres años. Mi trabajo consistía en atender llamadas nacionales. Recuerdo que un día llamó a la oficina una mujer chillando desesperadamente. Nos contaba lo que iba sucediendo mientras mi compañero y yo subíamos 14 escaleras corriendo para llegar a su apartamento.

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Pixabay

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Al fin alcanzamos la puerta, estaba sin aliento. Mi compañero era un tipo pequeño de Puerto Rico, un gran policía. Intentó derribar la puerta. Podíamos escuchar los gritos desde el porche de entrada. Conseguimos abrir la puerta pero aún quedaba otra con tres cerrojos. Parecía que había una pelea de lucha libre dentro del apartamento. Se escuchaban demasiados gritos. Golpeé la puerta como una docena de veces. Estaba a punto de vomitar. "¡Derriba la puerta, vamos, tenemos que entrar!" me gritaba mi compañero. Los gritos dentro del apartamento aumentaron en volumen e intensidad.

Conseguí al fin derribar la puerta. Había una mujer tirada en mitad de la entrada. Parecía que había luchado contra un oso y había perdido. Era la primera vez que veía tanta sangre en el suelo.

La mujer estaba consciente, intentaba darse la vuelta. Trató de llegar a mí conforme yo iba entrando. "Mi niño, mi niño pequeño" repetía una y otra vez.

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Vi como un hombre venía a acosarme. Tenía un tenedor en la mano. No me dio tiempo ni a respirar cuando ya estábamos golpeándonos. Iba sin camiseta y cubierto de sudor. Sus brazos estaban llenos de sangre hasta los hombros. Apestaba a alcohol, a hierba y a orina.

Mi compañero estaba intentando meterse en la pelea a defenderme. Finalmente conseguí tumbar al hombre en el suelo. No era un tipo muy grande pero tenía mucha fuerza. Por suerte yo soy bastante grande y pude hacerme con las riendas de la pelea. Imagínate a ti mismo luchando contra un tipo fuerte, rapado, con barba, empapado en sudor y sangre y oliendo a orina y a alcohol.

Mi compañero consiguió meterse en la pelea. El tipo le hincó varias veces el tenedor. "Spray, spray, spray" me gritaba. Gastó una lata entera de spray en el hombre, aunque, cómo no, yo también recibí. Lo ha hecho tantas veces que ya estoy acostumbrado a que pulverice el spray en mí también.

No recuerdo mucho a partir de eso, excepto un grito que decía "¡Mi pistola!". Recuerdo ver al tipo cogiendo su pistola con la mano derecha. Hubieron muchos disparos. No sé cuántos de esos disparos eran míos.

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La mujer que estaba tirada en el suelo tenía 47 heridas de arma blanca. Seguía viva, aunque muy débil debido a las heridas. Mi compañero también fue herido con el tenedor, el hombre le había dado dos puñaladas en el muslo derecho y una en el antebrazo derecho también. Además tenía una herida de un disparo en la garganta. Yo también estaba herido, sobre todo en la mano derecha y en la espalda.

Hoy en día, sigo con secuelas de esa pelea, sufrí pérdida de la función motora. El maltratador sobrevivió, aunque está en silla de ruedas.

Mientras intentábamos derribar la puerta tiraron a un niño de 4 años por la ventana. Él no sobrevivió.

A día de hoy sigo teniendo pesadillas con esa noche. Sin duda ha sido el peor caso al que me he enfrentado."

Esta historia ha dado la vuelta al mundo. Sin duda los policías se juegan la vida a diario por salvar la nuestra.

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