Siempre nos han contado ciertos cuentos de pequeños que catalogaban como infantiles y nunca nos hemos preguntado de dónde procedían esas historias. ¿Todos recordáis el maravilloso cuento de la Bella Durmiente? Seguramente sí, pero nadie sabe cómo era el cuento original. En este, nada es tan bonito como pensabas por lo que Disney nos ha vuelto a tomar el pelo.
"¡Sed bienvenida, doña Zorrilla! ¿Tú eres aquella fina pieza, esa hierba mala que goza de mi marido? ¿Tú eres la perra que me da tantas jaquecas? ¡Anda, que has llegado al purgatorio, donde pagarás por el daño que me has hecho!".
¿Imaginabas que el fragmento anterior pudiese pertenecer al cuento de la Bella Durmiente? Lo cierto es que cuando salió la cinta basada en este cuento en 1959, causó sensación entre el público que aplaudía la genialidad de Disney. En la cinta se reflejaba una historia que, para ser sinceros, no era nada infantil.
Era un texto de los hermanos Grimm que iba destinado a esas amas de casa que en el siglo XVIII se veían obligadas a quedarse en casa. Para crear la historia se basaron en un relato del siglo XVII del italiano Giambattista Basile incluido en el libro Pentameron, el cual se encargó de impregnarlo de magia, romance y giros oscuros y perversos. Disney vio esta historia como un potencial cuento de hadas.
"Al verla, el Rey, creyendo que dormía, la llamó. Pero como no despertaba por mucho que hiciese o gritase, y habiendo quedado encandilado ante sus beldades, la llevó en brazos hasta un lecho y allí recogió los frutos de amor, y, dejándola acostada, regresó a su reino, donde no se acordó durante mucho tiempo de lo que le había sucedido". Giambattista Basile.
No era un príncipe azul. Se trataba de una violación. Y no es lo mismo un casto beso resucitador que una violación prácticamente necrófila. Además, no se llamaba Aurora, era Talía. El noble, harto de su vida familiar, se iba al bosque para escapar. En una de esas salidas, encontró a una mujer hermosa a la que, después de llamar varias veces, decidió poseer y dejar embarazada.
La mujer tuvo gemelos, Sol y Luna, los cuales sobrevivieron gracias a dos buenas hadas que los acercaron al pecho de su madre. Un día, uno de ellos le quitó la astilla que provocaba en Talía un sueño profundo. Al despertar se encontró que había sido madre y violada por el actual rey.
La primera cita son las palabras con las que la reina recibe a Talía en su castillo, pensando que había seducido a su marido. La reina decidió vengarse y ordenó quemar a Talía y matar y cocinar a los niños como si fueran cabritos. El cocinero, la figura más sensata en las historias de los hermanos Grimm, escondió a Sol y Luna y los reemplazó por cabritos reales.
Al conocer toda la historia, el Rey confesó la verdad a su mujer y la lanzó al fuego. Le entregó una buena propina al cocinero y le otorgó un título nobiliario. Además se casó con Talía y vivieron felices junto a sus hijos. Bueno, felices o eso suponemos.
Tras conocer la historia, quizás te entren ganas de leer el cuento original. Si realmente quieres seguir adorando a Disney, no lo hagas. Su versión original, de infantil, tiene muy poco.