Dolly: La ama de casa que ocultó a su amante en el ático durante más de 10

Dolly: La ama de casa que ocultó a su amante en el ático durante más de 10

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¿Hasta qué punto estarías dispuesto a llegar para mantener un escarceo amoroso en secreto? ¿Estarías dispuesto a ocultar a tu amante en el ático de tu propia casa?

En 1930, el periódico 'LA Times' publicó la salvaje historia de Walburga "Dolly" Oesterreich, una aparentemente ingenua ama de casa casada con un acaudalado empresario. Desde fuera, la vida de Dolly parecía ser perfecta.

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Por desgracia, de puertas hacia dentro, no era oro todo lo que relucía. Su esposo, Fred Oesterreich, era un bebedor empedernido, por lo que constantes episodios de violencia doméstica hicieron que la vida de ensueño de Dolly se convirtiera en una existencia miserable.

Sin embargo, todo cambiaría para ella a partir de 1913.

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Aburrida de su marido y su vida sexual, Dolly pidió a Fred que enviase a casa a un empleado de su fábrica textil para que reparase la máquina de coser. Para cuando Otto Sanhuber, un joven de 17 años, llegó a la casa, Dolly (de 33 años) ya estaba preparada para abrir la puerta con nada más que una bata de seda y unas medias.

No hace falta explicar mucho más, aquel día nacería la relación de deseo que uniría a Dolly y a Otto durante más de una década.

Al principio de la relación, la pareja se reunía diariamente en diferentes hoteles de la ciudad. Después de un tiempo, comenzaron a encontrarse en casa de Oesterreich. Los encuentros fueron tan seguidos que los vecinos se percataron y advirtieron a Fred sobre el asunto.

Cuando Fred preguntó a Dolly sobre su sospecha, esta se excusó afirmando que Otto era algo así como un "medio hermano" vagabundo. Para sofocar las sospechas de su marido y sus vecinos, Dolly elaboró ​​un plan perfecto: trasladar a su amante a su ático.

Imagen de la habitación secreta donde vivió Otto. Vintage Everyday
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Al contrario de lo que pudiese parecer en un principio, la idea de vivir en una habitación donde solo había una cuna y un escritorio no era nada descabellada para Otto. El joven no tenía familia y él mismo se autoproclamaba esclavo sexual de Dolly. Según el 'LA Times', Otto comparó la relación que mantuvo con Dolly como el vínculo que existiría entre una madre y un hijo.

Para matar el tiempo que pasaba a solas, Otto comenzó a escribir historias de sexo y asesinatos. Tal fue su ímpetu que llegó a publicar algunas novelas bajo un pseudónimo con la ayuda de Dolly, quien enviaba sus historias a las revistas del la ciudad.

Sé lo que estás pensando: "¿cómo es posible que el marido de Dolly no escuchase a Otto viviendo en el ático durante tanto tiempo?" Lo cierto es que Fred comenzó a cuestionar su cordura. Oía ruidos inexplicables procedentes del ático, por alguna razón desaparecían sus cigarros, y tenía la certeza de que algunas noches una sombra pasaba tras la puerta de su habitación.

Kasiacos/Shutterstock

Tan fuerte era la idea de que un fantasma vagaba por la casa que Fred decidió mudarse a Los Ángeles ese mismo año sin saber que el "fantasma" lo seguiría allí donde él fuera. Dolly estuvo de acuerdo con la mudanza siempre y cuando la casa nueva tuviera ático, por supuesto. A petición de Dolly, Otto se dirigió a Los Ángeles y se instaló en el ático de la casa nueva antes de que llegara el matrimonio. Desgraciadamente, en esta nueva ubicación las cosas dieron un giro dramático.

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En 1922, casi 10 años después de que Otto se trasladase, los Oesterreich tuvieron una acalorada pelea. Preocupado por la seguridad de Dolly, Otto bajó corriendo portando uno de los rifles de Fred. Cuando Fred vio al "medio hermano" de Dolly en su nuevo hogar, todo encajó en su mente rápidamente. Cegado por la ira, Fred se precipitó sobre Otto, quien lo recibió con tres disparos en el pecho.

Aún con la sangre de Fred en las manos, Dolly y Otto pensaron en otro plan perfecto y sin fisuras: fingirían un robo. Con ese objetivo, Dolly se escondió en el armario para que Otto la encerrase. Luego tomó el reloj de diamantes de Fred y se retiró al desván de manera que él quedaba escondido mientras Dolly gritaba y pedía ayuda.

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Curiosamente, la policía la creyó. El reloj "robado" les valió como prueba para el robo, por lo que no había ninguna razón para creer que Dolly había asesinado a Fred. Tras ese desafortunado acontecimiento, la pareja decidió mudarse a una nueva casa. Otto siguió viviendo en el ático para mantener en secreto su relación.

El deseo sexual de Dolly parecía no tener fin, tanto fue así que ahora que podía disfrutar de Otto tanto como quería, se enamoró de su abogado, Herman Shapiro. Como muestra de su amor, Dolly le regaló el reloj de diamantes "robado" que perteneció a difunto marido.

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Recordando la historia del robo de Dolly, Herman le preguntó cómo había conseguido el reloj, a lo que esta contestó que lo había encontrado bajo un cojín tras la muerte de Fred y que no vio la necesidad de alertar a la policía. Esa misma noche, Dolly, quién como podemos ver no perdía el tiempo, invitó a un tercer amante, Roy Klumb, para que se deshiciese de las armas del asesinato.

En 1923, Dolly y Roy tuvieron una desagradable ruptura, y en consecuencia, fue delatada a la policía. Tras su arresto, surgieron ciertas dudas: ¿cómo pudo encerrarse en el armario ella sola?

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Debido a que no podría estar en casa durante las audiencias de la corte, Dolly le pidió a Herman que le llevara comida a su "medio hermano". Emocionado por la idea de ver a otra persona de confianza en más de 10 años, Otto le contó al abogado todo sobre su relación de sexo desenfrenado. Las cosas comenzaron a encajar en la mente de Herman. En lugar de delatar a Dolly, Herman sacó a Otto de la casa y huyó a Canadá.

El tribunal no condenó a a la mujer, y Herman mantuvo en secreto la confesión de Otto, al menos hasta que se peleasen en 1930. Aprovechando que Otto había regresado a Los Ángeles, Herman los delató y tanto Otto como Dolly fueron arrestados inmediatamente.

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El jurado encontró a Otto culpable de homicidio, pero como según la ley vigente,  el delito prescribía a los 7 años y en ese momento habían pasado 8 desde el crimen, Otto y Dolly quedaron en libertad.

Dolly terminó casándose con un hombre con el que había salido durante 30 años. Otto huyó de Los Ángeles y nunca más volvió.

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Fuente: Omgfacts
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