Un equipo de investigadores podría haber hecho posible el diagnóstico del autismo en bebés de solo un año gracias a un nuevo algoritmo creado a partir de imágenes de resonancia magnética (IRM).
Actualmente, 2 años era la edad más temprana con la que se pensaba que se podía realizar un diagnóstico seguro del autismo, ya que es el momento en el que comienzan a surgir ciertos comportamientos característicos y problemas de comunicación, como la incapacidad de encadenar varias palabras o evitar el contacto visual.
Si bien es verdad que este nuevo hallazgo aún esta en una fase preliminar, podría presentar un gran avance en la capacidad que tienen los médicos para predecir el desarrollo del autismo en edades aún más tempranas, incluso antes de que comiencen a aparecer los primeros síntomas.
La forma en que se desarrolla el cerebro podría predecir el diagnóstico del autismo.
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El Dr. Joseph Piven, líder del estudio y profesor del Instituto para las Discapacidades del Desarrollo de Carolina del Norte, afirma que la idea de diagnosticar el autismo cada vez con más antelación para poder tratarlo correctamente se está haciendo realidad. "Habíamos llegado al tope de los dos años. Antes de esa edad simplemente no aparecen marcadores de conducta que puedan ayudar a detectar el autismo en los bebés."
El estudio recoge el trabajo de especialistas en autismo de todo EE.UU. que analizaron los cerebros de 106 bebés con antecedentes familiares de autismo. Para el análisis se realizaron exploraciones de resonancia magnética a los seis meses, al año y a los dos años.
Al parecer, aquellos niños que tienen algún hermano mayor con autismo tienen aproximadamente un 20% de posibilidades de sufrir la enfermedad, a diferencia del resto de los bebés que solo tendrían un 1%. A modo de comparación, los investigadores también incluyeron en el estudio a unos 40 bebés que no presentaban factores de riesgo de desarrollar autismo.
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Las resonancias magnéticas revelaron que los bebés que desarrollaban autismo también experimentaban un crecimiento mucho más rápido de la superficie de su cerebro durante su primer año de vida, esencialmente el de los pliegues de la superficie cerebral, durante.
Además, durante el transcurso del primer año hasta el segundo, el cerebro también experimentaba una tasa de crecimiento en su volumen bastante acelerada, algo razonable teniendo en cuenta que un volumen excesivo del cerebro está vinculado a síntomas sociales relacionados con el autismo en niños de dos años.
Con la información obtenida respecto a los cambios del volumen del cerebro y la superficie, los investigadores crearon un algoritmo que esperan pueda ayudar a predecir qué bebés desarrollarán autismo. Tras realizar algunas pruebas, los investigadores fueron capaces de identificar correctamente el 80% de los casos de bebés que formando parte del grupo de riesgo terminaron siendo diagnosticados con autismo a los 24 meses.
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"Este nuevo método de detección pre-sintomático podría ser una posibilidad real de predecir la enfermedad particularmente en aquellos casos que tienen antecedentes familiares", dijo Piven. "Detectar el autismo antes de la consolidación de los síntomas y los déficits cerebrales, y en un momento en el que el cerebro es más maleable, nos da una mayor posibilidad de tratar la enfermedad de forma más efectiva".
Actualmente se estima que 1 de cada 68 niños estadounidenses han sido diagnosticados con autismo, y aunque la intervención temprana, la cual suele ser una terapia conductual, puedes ser beneficiosa para tratar e incluso eliminar los síntomas, la mayoría de los niños no son diagnosticados y tratados hasta que cumplen 4 años, desperdiciando de esta manera los primeros años de vida vitales para el correcto tratamiento de la enfermedad.
