Todos tenemos un amigo con el que siempre hacemos planes pero al final nunca llegan a realizarse. Aceptan asistir a cada evento, parecen entusiasmados pero, justo en el último momento, llega su excusa.
No debes molestarte por ello. Quizás tenga ansiedad social y encuentre las situaciones sociales demasiado intimidantes. Que cancele los eventos no significa que no quiera ir a fiestas o a cenar con sus amigos.

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Este tipo de personas quizás aceptan la invitación porque en el fondo quieren asistir y además no les gustaría tener esa reputación del amigo que nunca va a nada.
Pero a medida que pasa el tiempo y el evento se acerca, la ansiedad reemplaza el entusiasmo y se llenan de miedo.

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Empiezan a considerar que han sido invitados solo porque la gente es educada y que realmente nadie le quiere allí. Se preocupan sobre los silencios incómodos y sobre la apariencia personal. Qué llevar, cómo saldrán en las fotos, si serán juzgados por lo que eligen para comer... Todo esto consigue que la idea de quedar parezca muy mala.

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Y después de esto, resulta más fácil cancelar que obligarse a salir. Cuando cancelan, empiezan a sentirse culpables porque han dejado tirada a la gente y les preocupa que piensen que son aburridos o maleducados.
Cuando los amigos se enfadan con personas que tienen este problema, solo consiguen añadir otra capa al miedo de salir, que los convierte en menos valientes para la próxima quedada.

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Probablemente, los amigos no conozcan la causa pero vale la pena tener en cuenta que cuando hay un amigo que regularmente no asiste a reuniones sociales puede existir algo más y debemos ser pacientes y comprensivos.
La ansiedad no siempre está, puede aparecer sin previo aviso. Para alguien que su mayor terror es que llamen a la puerta o que desearía deshacerse del móvil cuando le llama un numero desconocido, las situaciones sociales pueden ser un gran desafío.

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En pocas palabras, cancelar será la forma más fácil de sobrevivir a esta ansiedad. Permanecer en sus burbujas suele ser un concepto bastante tentador, aunque desearían no ser esa persona y por ello seguirán aceptando invitaciones para intentar asistir a ellas.
Hay algunas cosas que los amigos pueden hacer para ayudar a alguien que se enfrente a la ansiedad social. La paciencia es casi siempre la clave. No debes presionar para obtener una respuesta.
Además, aunque parezca mejor dejar de invitar a personas que nunca asisten solo porque piensas que estás molestándolas con cosas que no le interesan, podría empeorar las cosas excluyendo a esa persona del grupo y alimentando su idea de que nadie le quiere allí.

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Molesta mucho que un amigo te cancele en el último minuto pero si realmente la culpable es la ansiedad social, ten por seguro que ellos se sentirán peor.