David Vetter, el niño burbuja: 45 años después

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Para la mayoría de nosotros, el mundo es un lugar inmenso y complicado, lleno de experiencias y pruebas por superar. Tenemos que enfretarnos a problemas en nuestra vida diaria que nos resultan difíciles de afrontar.  En el caso de David Vetter, también llamado "el niño burbuja", ese mundo es mucho más pequeño, pero no por ello, menos complicado.

David Vetter: la historia del niño burbuja

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David nació con una rara enfermedad autoinmune llamada el Síndrome de Inmunodeficiencia Combinada Severa (SCID). Sin la defensa natural del organismo, cualquier leve enfermedad, como un catarro, podía causarle la muerte.

Para salvarlo, los médicos decidieron aislarlo dentro de una especie de recipiente o membrana de plástico impidiéndole todo contacto humano. Y allí pasó su corta vida de tan solo 12 años. Conozcamos su historia.

David Vetter nació en 1971. La familia había tenido dos hijos antes que David, una hija llamada Katherine, completamente sana y David Joseph III quien murió de esta misma enfermedad a los 7 meses.

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Ya temiendo que la enfermedad pudiera repetirse con David, tres doctores del Baylor Medical Center de Texas propusieron criar a su hijo en una burbuja estéril de plástico hasta que se encontrara una cura para su enfermedad.

Por lo que en cuanto David nació fue inmediatamente transportado a su burbuja, no pasando ni 10 segundos en el mundo exterior. En ella tuvo que estar durante la mayor parte de su vida. Cualquier objeto que entrara en ella debía ser minuciosamente esterilizado.

Sus padres y las demás personas sólo podía tocarlo a través de unos guantes de plástico que crearon en la pared de la burbuja. Para que tuviera una vida lo más normal posible, dentro de la burbuja no le faltaron juguetes, televisión e incluso recibía educación; aunque no era nada fácil debido a que los compresores que mantenían la burbuja hinchada hacían un ruido ensordecedor.

Además, para que tuviera una convivencia lo más tradicional posible, instalaron en casa de los Vetter una versión más pequeña.

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Con tan sólo 4 años, los médicos le hablaron al niño de su enfermedad y los problemas que podría causarle el salir de la burbuja. Pero al ser sólo un niño, empezó a tener pesadillas con los gérmenes y sobre cómo podrían matarlo.

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La burbuja se suponía que era una solución temporal mientras se encontraba la cura para su enfermedad, pero, por desgracia, esta no obtuvo resultados.

David empezó a tener cada vez más curiosidad por conocer el mundo que veía en la televisión, y en 1977, la NASA, le construyó un traje para que David pudiera salir al exterior. Sin embargo, lo utilizó solo en contadas ocasiones debido al engorro que suponía y al miedo que el niño le había cogido a los gérmenes.

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A medida que David se hacía mayor, era más consciente de la difícil situación en la que se encontraba. Además los médicos temían en como podía afectarle psicológicamente durante la adolescencia.

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En ese momento un médico les propuso un tratamiento experimental de alto riesgo. Consistía en destruir la médula del niño y sustituirla con células de un donante sano, su hermana.

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El transplante fue llevado a cabo satisfactoriamente en 1983. Su cuerpo no lo rechazó, lo que significó un gran avance. Tenían grandes esperanzas.

Pero, por desgracia, a los pocos meses David tuvo que ser sacado de la burbuja y trasladado al hospital. Había desarrollado un linfomade Burkitt, un tipo de leucemia producida por el virus Epstein-Barr, que contenía la sangre que había recibido.

David Vetter murió, como consecuencia del cáncer, en febrero de 1984, con tan sólo 12 años.

Los numerosos avances sobre el conocimiento del SCID y los protocolos para los niños burbuja, así como sobre el trasplante de médula son en gran medida, gracias a él. Todo ello ha permitido que muchos pacientes con su misma enfermedad puedan llevar una vida normal. Nueve de cada diez niños que nacen con esta patología en la actualidad, se recuperan.

¡Comparte la historia de David con todos tus amigos!

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