Cómo y por qué deberíamos subirnos a un árbol una vez en la vida aunque tengamos 50 años

Cómo y por qué deberíamos subirnos a un árbol una vez en la vida aunque tengamos 50 años

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A pesar de que posiblemente formes parte de aquellos que se han divertido trepando por enormes troncos de árboles y poniendo a prueba la resistencia de las ramas más altas, todo apunta a que disfrutar de la naturaleza de esta forma se convertirá en parte del pasado.

Lolostock/Shutterstock

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Al menos así lo dice una encuesta realizada en 2011 por 'Planet Ark', la cual encontró que menos del 20% de los niños trepaban a los árboles y que 1 de cada 10 juegan al aire libre una vez a la semana o menos. De hecho, resulta casi una broma que los niños sean más propensos a sufrir lesiones relacionadas con caídas desde la cama a caídas desde los árboles.

Sin embargo, los niños no son los únicos que están perdiendo la costumbre de trepar a los árboles. Por alguna razón, cada vez son menos los adultos que deciden perpetuar esta divertida y sana actividad.

Hasta hace poco, Jack Cooke, autor de "[amazon_textlink asin='0008153914' text='The Tree Climber’s Guide' template='ProductLink' store='rolloid-21' marketplace='ES' link_id='2220332d-6b84-11e7-9a28-396cafa6e12b']" no había subido a un árbol en 20 años. Según él, la razón principal por la que los adultos dejan de hacer esta actividad es porque sienten miedo y vergüenza.

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Y aunque es natural sentir temor cuando abandonamos la seguridad del suelo y ganamos distancia trepando por las ramas, sentir vergüenza por ello es solo el resultado de la presión que ejerce la sociedad sobre cada individuo.

Alexandra Kalashnikova/Shutterstock

"Que un adulto se suba a un árbol es un espectáculo tan inusual que la gente no sabe cómo reaccionar. En una ocasión, una señora me vio a 12 metros y llamó a la policía porque pensaba que iba a suicidarme."

Cooke retomó esta práctica prácticamente por casualidad mientras caminaba por un parque un día de verano. "Encontré un roble con ramas bajas y se me ocurrió subirme para comerme mi almuerzo sobre él. A partir de ahí, empecé a trepar todos los días y rápidamente se convirtió en una obsesión."

Purino/Shutterstock

Su obsesión le llevó incluso a escribir un libro en el que ofrece una guía a niños y adultos para que puedan "andarse por las ramas" de forma segura.

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"Me inspiré en la desconexión que existe entre la forma en que los niños y los adultos miran el mundo natural", decía Cooke. "También quería escribir sobre el escape. Los árboles son espacios perfectos para dar rienda suelta a nuestra imaginación. El libro se centra en la escalada dentro de entornos urbanos, de esta manera las personas pueden conectar con la naturaleza y romper con la rutina."

¿Por qué subir a un árbol?

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Además de mejorar la relación entre la naturaleza y los más pequeños a la vez que se divierten, existen otros muchos beneficios científicamente probados relacionados con subirse a la copa de los árboles.

De hecho, un estudio publicado en 'Proceedings of the National Academy of Science', encontró que las personas que pasan tiempo en la naturaleza muestran una disminución de la actividad en una región del cerebro asociada con la depresión.

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Por otra parte, otros estudios han encontrado que la exposición a los phytoncides, unos compuestos producidos de forma natural que se encuentran en árboles tales como pinos, cedros y robles, puede disminuir la presión arterial, aliviar el estrés y aumentar el recuento de glóbulos blancos.

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John Gathright, fundador del colectivo 'Tree Climbers Japan', ha realizado numerosos estudios sobre los beneficios fisiológicos y psicológicos de la escalada de árboles. A lo largo de su experiencia ha observado que practicar esta actividad conduce a una mayor vitalidad y a la reducción de la tensión, confusión y fatiga.

¿Cómo empezar?

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Antes de encaramarte a la primera rama que ves, piensa:

  • ¿Está permitido que me suba a este árbol?
  • ¿Son las ramas del árbol lo suficientemente resistentes como para aguantar mi peso?
  • ¿Es seguro subir a este árbol?
Strukt/Shutterstock

Es recomendable empezar a practicar esta afición poco a poco, y nunca hacerlo solo. Intenta mantener el equilibro sobre ramas bajas, lugar donde puedes familiarizarte y coger confianza con el medio antes de subir a las partes más alejadas del árbol.

Lo cierto es que, aunque los humanos somos muy buenos escaladores y no se necesitamos mucha práctica para reavivar nuestro "ADN de mono", debemos estar siempre atentos a cualquier rama muerta que pueda quebrase de forma repentina y recordar que todo lo que se sube se tiene que bajar.

¿Y tú? ¿Hiciste el mono de pequeño? ¡Déjanos tu experiencia en los comentarios!

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Fuente: Mnn Imagen de portada: Lolostock/Shutterstock
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