A pesar de que puedes conocer la procedencia de cada producto que añades a tu carro de la compra, ¿sabes realmente qué es lo que comes?
Un nuevo estudio realizada por la marca de alimentos naturales 'Arla' ha revelado algunos datos muy sorprendentes sobre la comida que todos compramos.
No decimos nada nuevo si recordamos el hecho de que muchos alimentos contienen aditivos, químicos o naturales, con el fin de que permanezcan frescos durante más tiempo o muestren un color apetitoso; sin embargo, el número de aditivos que puedes encontrar incluso en los alimentos más simples realmente puede sorprender a cualquiera.
¿Creerías que el ketchup puede tener hasta 12, mientras que los panes sin gluten puedan incluir hasta 26? Este escalofriante dato resulta más sorprendente cuando se ha demostrado que algunos de ellos son malos para la salud.
La próxima vez que vayas de compras, vigila las etiquetas de los productos para evitar estas 5 sustancias:
1- Aceites parcialmente hidrogenados
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Conocidos como "grasas trans", no son más que uno tipos de ácidos grasos insaturados que han sido hidrogenado para solidificarlos y poder utilizarlos en diferentes alimentos. A pesar de que son muy efectivos a la hora de mantener los alimentos frescos, se ha comprobado que aumentam el colesterol y los triglicéridos plasmáticos, lo que contribuye en parte a la aparición y desarrollo de enfermedades vasculares, como la hipercolesterolemia, la hipertrigliceridemia y la arteriosclerosis.
Nitratos y nitritos de sodio
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¿Cómo es posible que los fiambres luzcan con esos colores tan apetitosos durante tanto tiempo en el supermercado? Muy sencillo, gracias a estos productos químicos. Comúnmente utilizados como conservantes alimenticios y fijadores de color de los derivados cárnicos, estos productos se convierten en unas sustancias tóxicas llamadas nitrosaminas cuando se mezclan con el ácido del estómago.
Bromato de potasio
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Utilizado para potenciar la harina y el volumen de la masa, este aditivo no debería de formar parte del pan que consumes cada mañana. Lo sorprendente de este producto es que ha sido prohibido en todos los países excepto Japón y los EE.UU. debido a que se ha demostrado que causa cáncer en animales de laboratorio.
Jarabe de maíz de alta fructosa
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Esta sustancia no es más que azúcar con otro nombre pero con otro inconveniente adicional: se cree que la fructosa produce niveles relativamente bajos de leptina e insulina en comparación a la que produce la glucosa. La leptina es la hormona encargada de decirle a nuestro cerebro que nuestro estómago está lleno para que dejemos de comer. No es de sorprender por tanto que el consumo de esta sustancia esté relacionado con un aumento en la obesidad de las personas.
GMS o glutamato monosódico
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Como lo es hoy en día el gluten, el GMS fue en su día el chivo expiatorio de muchos alimentos. Muy común en la comida china, este aditivo fue relacionado con provocar dolores de cabeza a quien lo ingería. Aunque esos temores fueron exagerados, el GMS puede causar obesidad, diabetes y síndromes metabólicos. Estate alerta cuando leas las etiquetas de los productos, ya que este aditivo puede venir disfrazado bajo otros nombres como la maltodextrina, el caseinato sódico o la proteína vegetal autolizada.
Esperemos que con esta nueva información seas capaz de detectar los aditivos que ponen en riesgo tu salud la próxima vez que vayas de compras.
