Es muy difícil de explicar, pero seguro que todos conocemos ese extraño vínculo que creamos con los juguetes que tenemos de pequeños.
A medida que van pasando los años, los recuerdos se van desvaneciendo, pero la nostalgia de tener entre nuestras manos aquel juguete con el que pasamos horas y horas durante nuestra infancia nunca desaparece.
De pequeños siempre tenemos un juguete que destaca entre los demás, siempre hay uno que se vuelve nuestro preferido y del que no nos separamos a menos que no quede alternativa. Es con este juguete con el que disfrutamos sin límites y con el que alcanzamos la felicidad extrema.
Esa increíble sensación de jugar con el juguete favorito es exactamente lo que sentía esta niña de Minnesota hasta que un abusón le robó su querida bicicleta.
Cuando Alena encontró su bici completamente destrozada enganchada a un árbol, la pequeña comenzó a llorar desconsoladamente. Un día alguien llamó a su puerta y entonces...

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Todo comenzó cuando una niña llamada Alena decidió montar en su hermosa bici rosa para ir hasta la escuela. Alena dejó cuidadosamente su preciado tesoro en el portabicicletas del centro.
Cuando sonó la campana que anunciaba el fin de las clases, Alena se dirigió hasta el lugar donde había dejado su bicicleta para descubrir que no quedaba nada de ella.
Angustiada, la niña llamó a la madre para que fuese a recogerla, fue entonces cuando iban de camino a casa cuando descubrieron que la extraviada bicicleta se encontraba enganchada en un árbol.

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No cabía duda, aquella bicicleta rosa pertenecía a Alena. Su madre intentó consolarla pero en aquel momento nada podía aliviar la angustia de la pequeña.
Cuando Alena y su madre se acercaron hasta la bicicleta pudieron observar cómo había sido destrozada por el ladrón antes de que se cansase y decidiera dejarla en aquel árbol.

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Como se puede ver en la imagen, la parte delantera de la bici no sufrió demasiados daños, fue la rueda trasera la que se llevó la peor parte.

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La pequeña Alena estaba angustiada por la pérdida de su querida bicicleta mientras que su madre estaba enfurecida al ver cómo a alguna persona encontró divertido destrozar así el juguete de su hija. La madre estaba indignada no por el coste económico sino por el valor sentimental que tenía aquella bicicleta para Alena.
"Alena amaba esa bicicleta porque se la había regalado una amiga que ya no verá más. No puedo imaginarme quien sería capaz de hacer tal cosa", dijo la madre de Alena.

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En un arrebato de furia, la madre fue a la policía y presentaron una denuncia sobre el daño y robo de su propiedad. La madre no tenía muchas esperanzas en que la policía pudiese hacer demasiado por el incidente ocurrido, pero al menos así se quedarían tranquilas.

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Entonces, ese mismo día durante la cena alguien llamó a la puerta de la casa.
"Era el oficial de policía que nos había atendido cuando presentamos la denuncia preguntando por Alena. Cuando la llamé para ver qué era lo que el agente quería, nos dijo que se le rompió el corazón al conocer lo que había sucedido y que sentía mucho lo ocurrido. Le dijo a mi hija que a veces las cosas malas suceden sin ninguna razón pero eso no tiene que amargarnos el día porque otras cosas buenas están por suceder."

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Unos segundos después el oficial apareció con una bicicleta nueva y reluciente para Alena. Su madre no pudo evitar emocionarse ante aquel gesto.
"Estaba completamente emocionada al ver a aquel policía intentando animar a mi hija, pero cuando vi que se tomó la enorme molestia de comprarle una bici nueva no pude contener las lágrimas. Siempre estaré en deuda con aquel hombre por hacer que mi hija se fuese a la cama con una sonrisa en su rostro. ¡Muchísimas Gracias!"
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Fuente: Littlethings