La civilización occidental ha aportado muchas cosas buenas a la sociedad. Obras de arte, música, el concepto de democracia, el teléfono, los avances en medicina y el desarrollo de los viajes espaciales son cosas que no existirían sin la sociedad occidental. Además, el mundo sería mucho más oscuro si los grandes pensadores occidentales nunca hubiesen transformado sus sueños en realidad.
Sin embargo, otros piensan que la sociedad occidental también nos trajo la esclavización de los negros, la explotación de las culturas indígenas y una hegemonía global que disminuye el bienestar general de la humanidad. Estos detractores se han propuesto cambiar los principios existentes de la sociedad y hay señales que nos indican que la civilización occidental se está derrumbando bajo este ataque.
8 Señales que nos indican que la sociedad occidental se está derrumbando
1- Colapso de la familia
Durante muchos siglos, las unidades familiares han servido como la fuerza formativa dominante del carácter de la generación siguiente. Sin embargo, se impuso la educación obligatoria de los niños en las instalaciones administradas por el gobierno, donde los niños son adoctrinados y pierden las libertades, teniendo que pedir permiso incluso para realizar funciones biológicas básicas.
Insatisfechos por el control que tiene la educación pública, las autoridades quieren erradicar por completo la existencia de la familia. Cuando aumenta el número de niños criados por un solo padre, aumenta también el número de niños que se convierten en hombres sin rumbos por el simple hecho de privarlos del ejemplo de uno de sus padres.
2- Fusión con tecnología
Empiezan a surgir organizaciones en las que se idolatra la inteligencia artificial, la cual se considera una fuerza superior al hombre que debe ser adorada para que no nos destruya. El objetivo final es fusionar la civilización humana con la inteligencia artificial.
Son personas transhumanistas y creen que los seres humanos son inherentemente defectuosos y que seremos redimidos por nuestras creaciones tecnológicas. Quieren fusionarse con las máquinas para engañar a la muerte, mejorar la inteligencia y alcanzar la divinidad humana.
3- Desigualdad bajo la ley
Se supone que la ley debe tratar a todo el mundo por igual, pero lo cierto es que hay una gran desigualdad. Las élites que tienen grandes riquezas se suelen sentir superiores a la ley, algo que no es de extrañar ya que siempre se las apañan para salir impunes del delito.
Cuando las élites de una nación no son sometidas a los mismos estándares legales que su ciudadanía promedio, se comienza a dudar sobre la imparcialidad del sistema legal de ese país.
4- Creciente desigualdad financiera
Siempre hemos visto a San Francisco como esa ciudad elitista en la que podíamos ver a altos ejecutivos codeándose con senadores y congresistas. Sin embargo, cada día llegan más personas sin hogar buscando un refugio en esta ciudad, algo completamente opuesto a lo que económicamente se refiere. Esto se debe a que las mismas élites han promulgado políticas que atraen a estas personas sin hogar.
Esta ciudad es un claro ejemplo de una civilización separatista en la que la élite, en lugar de crear puestos de trabajo para las personas sin hogar, los financia para que sigan siendo conscientes de que dependen de ellos y de que luchar por algo no tiene sentido.
5- Fluidez de género
El psiquiatra Paul McHugh considera que la transgeneridad es un problema psicológico más que un problema biológico y recomienda que se les de tratamiento. Muchos profesionales están de acuerdo con él. Estos no odian ni menosprecian a las personas transgénero, pero no creen que la cirugía sea la mejor opción para este problema tan complicado.
Hoy en día, cualquiera que sugiera que las personas transgénero pueden beneficiarse de la terapia es tachado de intolerante. Sin embargo, estos psiquiatras argumentan que solo una persona con trastornos mentales querría arriesgarse a una operación de reasignación de género.
Los estudios han demostrado que los transexuales tanto antes como después de la operación tienen tasas de mortalidad y de suicidio mucho más altas que la población general, porque viven en un estado de angustia mental agudo.
6- Dominación de los mundos virtuales
El compromiso cívico sólido es un principio fundamental de la sociedad occidental. La población debe defender activamente sus derechos para detener el ataque de la tiranía. Si no existen los esfuerzos de las personas que buscan una libertad y una calidad de vida mayores, la productividad se detendría.
Sin embargo, nos estamos desconectando de la realidad. La tecnología pretende mantenernos conectados, pero lo único que consigue es separarnos. Los impulsos sociales están siendo reemplazados por las redes sociales y los sexuales por la pornografía online. Nos estamos quedando atrapados en un mundo virtual, sin importarnos lo que sucede en el mundo real y sin enfrentarnos a lo que realmente debería importarnos.
7- Borrado de la historia
Siempre se ha dicho que la historia está escrita por los vencedores y lo cierto es que cada bando cuenta lo ocurrido de una forma distinta. La historia está manipulada para crearnos una perspectiva que beneficie a aquellos que están al mando. De hecho, la batalla por controlar la historia de Estados Unidos ha persistido desde el final de la Guerra Civil.
Los profesores de Texas siguen luchando por el derecho a cuestionar si la esclavitud fue el tema central en la Guerra Civil. La única respuesta a este debate es proporcionarles a los niños la visión más amplia posible de la historia y permitirles que decidan sobre lo que significa todo esto.
8- Abuso de drogas
Cada día se consumen más drogas y el acceso a ellas es mucho más fácil. Tanto el opio como la marihuana tienen usos médicos, pero no deberían usarse de forma recreativa con impunidad.
La droga está reemplazando a los métodos tradicionales de generación de dopamina en el cerebro, como el trabajo o las relaciones familiares, y se está creando una adicción y una necesidad de las drogas que termina reemplazando a la razón por el poder de voluntad.
