7 Razones por las que casarte podría destruir tu relación

7 Razones por las que casarte podría destruir tu relación

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Cuando llevas ya unos cuantos años con tu pareja, la relación es estable y vuestra situación laboral está más o menos consolidada, llega para atormentarte la dichosa pregunta: "¿para cuando la boda?". Parece que vivimos en un mundo en el que las parejas no pueden ser plenamente felices si no se casan. Existe una especie de creencia popular que asegura que si no se casan es porque no están tan bien como parece.

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Pues no, señores, hay miles y millones de parejas en este mundo que no se casan simple y sencillamente porque no les apetece. De hecho, hay otras muchas razones por las cuales el matrimonio supone un verdadero inconveniente para la relación, y en este artículo vamos a ver siete.

Dean Drobot / Shutterstock

Estas son las 7 razones por las que el matrimonio podría destruir tu relación

1- Lo caro que es el convite

Las bodas son caras, eso lo sabe todo el mundo, pero no sabes cuánto hasta que no te toca a ti pagarlo. Echar números y cumplir con las exigencias del novio, de la novia, del suegro, de la suegra y hasta de la prima de la suegra que tan mal te cae, es algo que produce mucho estrés.

La tensión que vas acumulando durante los meses previos a la boda hace que los dos estéis mucho más irascibles. Las discusiones se multiplican y el amor se va evaporando. Lo peor de todo es que si, cuando llegue el día, algo sale mal, no harás más que echarle la culpa al responsable de tomar esa decisión durante el resto de la noche.

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¿Para qué tener que pasar por tantos malos ratos?

Wavebreakmedia / Depositphotos

2- El tiempo de antelación con el que tienes que reservar sitio

Bien te cases en una Iglesia o en cualquier otro sitio, reservar el día que quieres es peor que los Juegos del Hambre. Primero están esos días en los que debates con tu pareja qué fecha es mejor. A principios de junio no, porque tus amigas están opositando, a mitad de agosto tampoco, porque hace demasiado calor, en septiembre menos, que parece que era lo único que quedaba.

Cuando por fin os ponéis de acuerdo, llega el momento de reservar el sitio, y es entonces cuando te das cuenta de que la lista de espera para reservar es de dos años. ¡Hasta luego Mari Carmen!

3- Peleas familiares al sentar a los invitados

Otro de los mayores conflictos en las bodas es el hecho de cómo sentar a los invitados. El problema no reside únicamente en ponerte de acuerdo con tu pareja, sus padres, los tuyos, vuestros hermanos, amigos, compañeros, etc. Sino que, además, después tienes que aguantar las malas caras de algunos por haberle sentado en la segunda fila. Si sigues con la boda, ármate de paciencia.

IVASHstudio / Shutterstock

4- Elegir el menú acorde a todos los invitados

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Otra de las batallas en las que tendrás que darte por vencido. Porque no, olvídalo, jamás podrás escoger un menú que le guste a todas y cada una de las personas que asistan a tu boda.

Es imposible y, aunque lo sabes, sigues insistiendo en probar todas las opciones. Hazte a la idea, entre las personas que sean alérgicas a algo, los que odian la carne, los que no soportan el pescado, los que son vegetarianos y los niños, lo mejor es que te rindas.

5- Tienes que ponerte a dieta para entrar como sea en el traje

Después de visitar media España en busca del traje de novia (o de novio) perfecto, al fin lo has encontrado. Genial, ahora solo te quedará tirarte un año y medio a base de fruta y verdura para poder entrar en él sin parecer una morcilla embutida. Desde aquí te apoyamos en esta lucha contra los dulces, helados y hamburguesas.

Versta / Shutterstock

6- Tienes que invitar hasta a aquella prima de tu suegro que te cae tan mal

Sí, en una boda hay que invitar a todo el mundo. Ya podéis llevaros como el perro y el gato que tendrás que mandarle una invitación a tu boda porque "¿cómo no le vas a invitar?, quedarás fatal". Aun siendo uno de los días más importantes de tu vida, el hecho de quedar bien hasta con las personas a las que no soportas va por encima de todo.

7- Te comprometes de por vida

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En eso consiste una boda, ¿no? Te comprometes con tu pareja para el resto de tu vida, hasta que la muerte os separe. ¿Realmente estás seguro de que quieres pasar el resto de tus días con esta persona?

Tendrás que decir adiós al flirteo, a la emoción de esos primeros días en los que comienzas a tontear con alguien, a la libertad de poder hacer lo que quieras sin dar explicaciones...

Ivanko8 / Shutterstock

Si estás dispuesto a pasar por todo eso, te animamos a que te cases y disfrutes de tu matrimonio. Si después de leer este artículo has comenzado a dudar, te recomendamos que te lo pienses bien. No es necesario que os caséis para ser felices y vivir vuestra vida en pareja.

¿Tú también estás pensando en casarte? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!

¡Comparte este interesante artículo con todos tus amigos!

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